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Hoy las mascarillas probablemente serán obligatorias también en Castilla y León. ¿Lo serán en pueblos de 100 vecinos en los que encontrarse con alguien es un milagro? Mientras, la OMS sigue sin ver claro su uso obligatorio porque no se cree lo del contagio por aire, a diferencia de lo que opinan al menos dos centenares de científicos.

Hoy, probablemente, la Junta nos contará que tiene un plan sobre la COVID y nos dirá, por ejemplo, si hará test o no a los temporeros que vienen trabajar a la comunidad en campañas como la de la patata, aunque otras no lo vean necesario. Hoy nos hablará de distancia social, de higiene, de precaución, de si tiene previsto un sistema de fases como los gallegos...

Hoy muchos volverán a preguntarse la razón por la que si se garantiza la distancia social y el uso de mascarilla, no se puede celebrar un evento concreto, pongamos los toros, y, en cambio, a media noche se puede estar codo con codo con unos desconocidos en terrazas y sin mascarilla.

Se preguntarán, una vez más, la razón por la que si los rebrotes siguen produciéndose sobre todo en reuniones familiares no se pone un coto al número de miembros de una boda o de un funeral o se vigila más el descontrol de la noche por parte de las fuerzas de seguridad. Y saldrá la duda del motivo por el que ahora el centro de salud es coto reservado para los médicos y el resto de personal sanitario.

Pero también volverán muchos a preguntarse la razón por la que su pueblo les dejó entonces sin piscina en este verano abonado a los 37 grados, y los más futboleros seguirán sin entender qué peligro tiene acudir a un estadio como el Helmántico si la dimensión y la afluencia de público permite separarse incluso a más de dos metros y se exige control de temperatura, mascarilla y hasta tests, que todo es ponerse. Cuando es al aire libre, cuando en la playa se está más próximo a otros.

Pero es que también vendrán dudas sobre temas menores como si es correcto pensar en que es un egoísta quien lleve una FPP2, como dice el cambiante Fernando Simón, o, sin embargo, debo quedarme con la opinión de la mayoría de expertos, que apuntan a que siempre que no tengan válvula son de lo más generoso porque protegen y nos protegen. Entonces asaltará la duda de si la manía a la FPP2 es porque son más caras -y el Gobierno no quiere aportar dinero- o porque no hay suficientes, quién sabe.

También volverán a estar sobre la mesa los tests y la razón por la que debo llevar según el epidemiólogo de cabecera de Pedro Sánchez la mascarilla higiénica si estoy sana cuando no sé si es así porque a los asintomáticos se nos niegan el test. Surgirán las dudas y a la memoria volverá Ábalos, cuando aseguró que las pruebas no son la solución a la pandemia porque “yo puedo hacer un test hoy, con una fiabilidad X, y mañana ser contagiado”. Y con esto y lo de que la FPP2 no es buena porque nos tocamos más la cara se incrementarán las dudas sobre si nos toman definitivamente por tontos. Sobre todo después de ver la política alemana de “test, test y test”, que les llevó a ellos a llorar a 9.000 muertos mientras que nosotros celebraremos hoy una especie de funeral por 29.000 con una población que es cuatro veces menor y nos acordaremos furtivamente de los 13.000 que se han quedado fuera de este recuerdo porque no han entrado en las cuentas del Gobierno.

Hoy, como ayer, como mañana, nos preguntaremos si tiene razón Drosten, el Fernando Simón de Alemania pero en bueno, que asegura que habrá una segunda oleada del coronavirus y que hay que prepararse ya para lo que pueda venir en invierno. Él en enero ya preparaba los tests que salvaron en febrero a su población mientras nuestro experto dormía la siesta.

Pero es que hay otras dudas de trazo grueso, como si en caso de rebrote habrá que abrir colegios, o cómo garantizar que el bar pueda trabajar también en invierno sin terraza. O más banales, como si es bueno que fume para protegerme del virus, porque en este caos la OMS aseguró en abril que los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves y, en cambio, en junio expertos destacaron lo beneficioso de la nicotina. O si es recomendable engordar, porque el estudio realizado en Salamanca agradece el cinturón de grasa y, en cambio, desde marzo se nos advierte del riesgo de estar pasados de kilos.

Y sobre todo a muchos nos asaltará la gran duda. ¿Cómo es posible que después de ver lo caótico y escurridizo del virus y lo poco que sabemos de él no da ya de una vez el Gobierno un paso al frente y reúne a todos para sumar y establecer un plan común, como hace ya Merkel? Son 123 brotes, Cataluña descontrolada y cada comunidad a su aire con el Gobierno de espectador. Con lo que hemos sufrido y no aprendemos.

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