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TRATANDO de ejercitar mi empatía he estado intentando meterme en la piel y zapatos del hermano de Ayuso, ése del que estos días contaba la dirección del Partido Popular, tras la correspondiente investigación interna, o en fin, ese torticero espionaje, que se ha embolsado una comisioncilla de unos 286.000 euros, facilitando un contrato de mascarillas en los momentos más duros de la pandemia con la empresa de un amigo de la familia, colega del pueblo. Y de hecho, lo he conseguido. Así que durante unos minutos y para terminar este artículo soy Tomás.

Tengo que confesar que al principio me he sentido un poco mal, por el pollo que le han montado a mi hermana. Hasta tuvo que comerse la apertura de un expediente por mi culpa. Pero al final la he visto en la tele tan digna y convincente defendiendo nuestra inocencia, que la verdad es que me he venido otra vez arriba. Qué estilazo mi hermanita al quitarse hacia atrás la mascarilla y girar supersónica de nuevo al frente desafiante. ¡Guau! Una diva.

Y es que salvo algún radical que, a saber qué partido votará, y que ha empezado a vomitar en una tertulia la monserga esa de que con la corrupción tolerancia cero y que eso de aprovechar un cargo público para enriquecer a la familia huele rematadamente mal, he visto que la mayor parte de la gente, sobre todo la que merece la pena, nos apoya y se posiciona en contra de Casado y Egea, su mano derecha, del que se está pidiendo la dimisión inmediata.

Al final va a resultar que además de lo listos que fuimos para los negocios en los momentos más oportunos cuando la gente se moría por conseguir una mascarilla, también estoy consiguiendo lo que ella soñaba: allanarle el camino ya no solo a la presidencia del PP madrileño sino incluso, a liderar el PP. De hecho, Casado, viéndole las orejas al lobo, no ha tardado ni 24 horas en cerrarle el expediente. Por la cuenta que le trae. “Isa, ¿has visto cómo te vitorea el pueblo a las puertas de Génova pidiendo la dimisión de Casado y nombrándote Presidenta? Me debes una querida”, le he escrito por whatsapp acompañado de mis habituales emoticonos con sonrisitas, corazones y la señal de victoria.

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