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Salamanca ha recurrido, de nuevo, a Vicente del Bosque, que tiene ganado de sobra un medallón en la Plaza Mayor. Esta vez ha puesto voz al espectacular vídeo promocional de Salamanca, que luce a vista de dron hasta el éxtasis y sobre todo de noche, acreditando que la luz de nuestros monumentos es otro monumento. Uno, por ejemplo, informaría a los visitantes de la hora en la que se enciende la iluminación de la Plaza Mayor. Pero además de voz -sincera y reconocible- don Vicente ha puesto su imagen mirando a su ciudad como solo un salmantino la contempla, convencido de nuestro viaje de vuelta. El resultado es un vídeo sobre todo emocionante, entre la inyección de autoestima -como la vacuna- y la llamada a nuestros turistas, que nos hace ver su escultura junto al Liceo, obra de Fernando Mayoral, que le tomó bien el gesto y las medidas, con otros ojos. Ha sido la cita más elevada de nuestra presencia en FITUR, cuya celebración forma parte de ese camino a la renovada normalidad, en la que no han faltado otras: con Renfe, por ejemplo, que nos debe trenes; con el Camino de Hierro, que nos desborda y Madrid ha descubierto, o con ese título de Ciudad Turística Inteligente, que recogió el concejal Fernando Castaño, y lleva nuestro patrimonio, su acceso y gestión al teléfono móvil. No ha sido la FITUR de años atrás, cuando en su territorio nunca no se ponía el sol y había que ir apartando plebe, nobles y famosos de los pasillos, pero es lo que había. Una Feria en la que hemos dado el golpe con la promoción 2x1, que nos ha recordado que Salamanca fue pionera en este tipo de acciones. A principios del siglo XX hubo una tienda que ofrecía todo a 0,65 céntimos y otra en la Plaza Mayor, de Antonio Buxaderas, que se anunciaba el Gran Comercio del Precio Fijo. Décadas después llegaron los “Todo a cien”. Quizás la “persecución” al consumo de carne obligue a productores, comerciantes y hosteleros a promocionarla, a llevarla, por ejemplo, a ferias, como avellanas y garrapiñadas.

Hoy, Domingo de Pentecostés, es uno de los días más romeros del año, comenzando por el Arrabal del Puente y terminando en la albercana Majadas Viejas. En el Arrabal estaríamos celebrando a la Virgen de la Encarnación, patrona de vecinos y tamborileros, con pañuelos y chanfaina, la misma que ha sacado del arrabal de la gastronomía el astronauta Shane Kimbrough desde la “Crew Dragon Endeavour” para situarla en órbita junto a la paella, y la misma chanfaina que ha perdido a uno de sus grandes valedores, Heliodoro Casanueva. Por cierto, Del Bosque, me consta, es un buen devoto de la chanfaina y caballero de La Encarnación. En tan señalada fiesta se nos ha casado Carlos Fitz-James Stuart, nieto de la gran duquesa de Alba, Cayetana. Se ha casado con Belén Corsini y el revuelo en la prensa rosa, ávida de bodas, bautizos y comuniones, para salir del arrabal Carrasco-Flores, es grande. No dudo que los recién casados pasarán de nuevo por Salamanca.

La semana ha dejado también la muerte de Antonio Alcántara, el personaje de “Cuéntame” encarnado por Imanol Arias, aunque creo personalmente que su muerte no es el final de la serie. Llámelo coincidencia, pero he visto a Arias como a su “hijo”, Carlos Hipólito, contemplando en sus visitas a Salamanca la fachada del Ayuntamiento desde las puertas del hoy cerrado “Real”, fijándose como si en ella estuviese nuestro Del Bosque asomado a ese balcón que ha sido testigo de tantos acontecimientos, como la celebración de la Copa del Mundo o el viaje de vuelta a Salamanca de tantos turistas que pasan, sí o sí, por su Plaza Mayor. La Plaza.

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