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El primer Villalar

Lunes, 26 de abril 2021, 05:00

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Para Carlos F. Corte, que estuvo allí.

Dice la historia oficial que el primer Día de Villalar, se celebró, el 23 abril de 1977, con escenario, megafonía y desfile de autoridades, pero la información no es cierta. Porque el primer Villalar ocurrió exactamente un año antes, en abril de 1976.

Diré como pasó, porque estaba allí y quedó escrito en un libro homenaje que hicimos a José Luis Martín, catedrático de Historia de la USAL y animador del primer espíritu autonomista de nuestra región.

Con la primavera en sazón, los altos chopos del Duero fueron testigos de un inusitado tráfico de vehículos, casi todos cojitrancos y destartalados, repletos de barbudos y desmelenadas progres, que buscaban con dudas la bacheada carretera que llevaba hasta el remoto e ignorado pueblo de Villalar.

Una consigna imprecisa, promovida por José Luis Martín, nos convocó por primera vez para conmemorar la derrota de los Comuneros en 1521, para afirmar la confusa personalidad de Castilla y León, que por entonces no sabíamos ni cuantas provincias la componían. Los asistentes escorados a la izquierda, todavía medio clandestina, participamos en una aventura que bordeó el surrealismo, cuando reunidos para almorzar en una huerta en las afueras del pueblo, alguien ató un pañolón morado a las floridas ramas de un manzano, y allí acudieron dos parejas de la Guardia Civil a caballo, y ordenaron, con la voz imperiosa de la época, que “ quitáramos el trapo del ciruelo” con la doble ignorancia de que aquel morado del pañuelo era el del Pendón de los Comuneros y el árbol un manzano.

Como amenazaron con desalojarnos a mandobles a los escasos 150 conjurados, sorianos, salmantinos, leoneses.... que dábamos cuenta entre canciones populares y políticas de la tortilla y el clarete, el catedrático José Luis Martín, hombre de perfil respetable y sosegado, terció juicioso ante el sargento de los civiles y le dijo:

-No se equivoque usted, mi sargento, que lo que ha menospreciado como un trapo pronto será la bandera de toda Castilla y León.

Finalmente se acordó con la Guardia Civil que no hubiera mítines ni gritos asamblearios, y a cambio se nos permitía rematar la pitanza de la huerta en alegre contubernio regional.

Si los miembros de la Benemérita hubieran sabido que José Luis Martín llegaría a los pocos años a ser gobernador civil de Salamanca...

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