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El papel capital de Israel

Lunes, 7 de marzo 2022, 04:00

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El Estado de Israel está llamado a realizar una labor fundamental para frenar la criminal y genocida invasión rusa en Ucrania. A día de hoy no sabemos si el papel de mediador que está adquiriendo el primer ministro hebreo, Naftalí Bennett, será decisivo. Todavía es muy pronto para llegar a grandes conclusiones. Pero lo cierto es que en estos momentos es el único actor capaz de interceder entre los dos protagonistas de la guerra que está conmocionando al mundo. Por mucho que el inútil de Macron insista en ser el muerto en el entierro y el niño en el bautizo con sus llamadas a Putin, no cabe duda de que el presidente francés es un cero a la izquierda. Fue engañado y utilizado por el dictador del Kremlin cuando éste le prometió agotar la vía diplomática en un momento en el que ya había dado la orden de ocupar al vecino. Lo que nos cuente el charlatán del Elíseo no vale absolutamente para nada.

Sin embargo Israel sí tiene la capacidad y la posición para lograr avances. A día de hoy solo hay dos opciones para acabar con la invasión: liquidar a Putin o hacerle entrar en razón. De lo contrario, veremos una lenta y sangrienta ocupación con efectos colaterales cada vez más dolorosos en la vieja Europa. Pero, ¿por qué Israel? En primer lugar, por su propio interés. El Estado hebreo está muy incómodo con un conflicto donde se ve obligado a mantener una más que complicada equidistancia. Por un lado, no puede fallar a su aliado EE.UU. Pero tampoco a la UE y a un país como Ucrania que tiene un presidente judío y donde además hay una importante comunidad de este credo (más de 200.000 personas). Sin embargo, Rusia ha conseguido que Siria deje de ser un problema para Israel gracias a su apoyo a Al-Asad. Además, ha mirado para otro lado cuando el Ejército israelí ha realizado operaciones quirúrgicas en territorio sirio para eliminar a terroristas que ponían en peligro su seguridad. La geopolítica es muy complicada y tiene muchas aristas.

De momento Naftalí Bennett ha mantenido una reunión con Putin en Moscú, algo que no había logrado ningún mandatario extranjero desde que comenzó la invasión. En días anteriores, el primer ministro israelí ha hablado por teléfono varias veces con el presidente ucraniano Zelenski. Ojalá que estos pasos sean la semilla para una reunión de paz en Jerusalén donde rusos y ucranianos puedan firmar un definitivo alto el fuego. No será fácil porque no estamos ante un conflicto de iguales. Hablamos de la invasión canallesca de un sátrapa a un país democrático. Pero todo sea para que el sufrimiento de los civiles cese de una vez por todas.

Al hilo de esto, algunos oportunistas y demagogos de la izquierda radical se han dedicado estos días a resucitar su antisemitismo. Comparan la invasión de Ucrania con la legítima defensa que Israel ejerce en la franja de Gaza cuando llueven cohetes sobre sus ciudadanos. Sin embargo, los argumentos pueriles de esta cuadrilla de indocumentados se caen por su propio peso. El propio Zelenski ha comparado la lucha de su pueblo con la de Israel, no con la de Palestina. Le acompaña la lógica y la razón. Ucrania e Israel son dos estados democráticos que se sienten amenazados por salvajes y terroristas que no creen en los valores occidentales. Por un lado tenemos la tiranía de la Rusia de Putin y, por otro, a los animales de Hamás que controlan la franja de Gaza vulnerando los derechos de su propia gente (ahorcan a homosexuales y tratan a las mujeres como ganado) y atacando a los civiles israelíes con todo lo que tienen a su alcance. Eso explica que la opinión pública esté con Ucrania de manera unánime mientras no ocurre lo mismo con Gaza cuando Israel se defiende. El Estado hebreo es de los nuestros y ahora tiene una oportunidad de demostrarlo de forma rotunda para callar muchas bocas antisemitas.

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