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HAGAMOS una pequeña encuesta e intenten ustedes responder lo más sinceramente posible. Ahí va la primera pregunta: ¿Queda realmente alguien entre nuestros lectores que a estas alturas de la película sea capaz de tomarse verdaderamente en serio los sondeos de intención de voto que marca el macrobarómetro realizado por el CIS?

Pues bien, pareciéndonos a todos que estas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas presidido por el señor José Félix Tezanos Tortajada, afiliado al PSOE desde los años setenta del siglo pasado, están elaboradas tirando siempre para casa y con bastante cachondeíto probablemente mientras se toman unos cubatas y que por tanto tienen el mismo valor que una exclusiva de esas que nos regala Eduardo Inda en El Chiringuito o lo que tengan previsto anunciar los horóscopos para la semana que viene (todos los nacidos en géminis heredarán una herencia de una tía lejana desconocida que amasaba una fortuna en algún país exótico o que los nacidos en escorpio encontrarán el amor de su vida en un plazo máximo de dos días), ¿cómo es que todavía se siguen gastando una pasta gansa en realizarlas?

¿Para qué diablos sirven estos sondeos? ¿No hay necesidades más urgentes a las que dedicar el dinero que se invierte en ellos si todos sabemos que nacen trucados y que jamás acertarán ni por pura casualidad en el caso de que inmediatamente se llegue a celebrar una votación real?

Es más: imaginemos por un momento que las encuestas que publica periódicamente el CIS cumpliesen con todas las garantías y se realizasen con todas las de la ley por gente honesta no adscrita al Gobierno. ¿Qué es lo que nos aportan verdaderamente a los ciudadanos a tantos meses vista para que se celebren unas elecciones?

Aparte de a estos políticos tan obsesionados con mantenerse todo el tiempo en modo campaña electoral y a sus orgullosas abuelitas, ¿qué más nos da ahora mismito que Yolanda Díaz aparezca como la política mejor valorada y Abascal se hunda en la cola del pelotón? Con todos los problemas reales que tenemos sobre nuestras cabezas, ¿qué nos importa que Pedro Sánchez supere en unas décimas a Íñigo Errejón o que Inés Arrimadas remonte el vuelo ante Pablo Casado? ¿Alguien con un poco de sensatez en el cerebro nos podría alumbrar sobre este particular?

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