Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dónde está Pedro Sánchez? ¿En qué ocupa su tiempo y sus pensamientos? ¿Está preocupado por la extensión de la epidemia de coronavirus o solo le inquieta el correcto mullido del colchón y el adecuado repostaje del Falcon?

El presidente del Gobierno está desaparecido en todo lo que respecta a la pandemia. No ha querido ni quiere saber nada del asunto desde que el 25 de febrero pasado presidió una comisión interministerial en la que el inquilino de La Moncloa y sus ministros se limitaron a tomarse unos cafés, pedir tranquilidad y no tomar medida alguna. Ni habla del tema, ni se deja preguntar por los periodistas, a los que el Doctor No mantiene a raya no ya con plasma, sino con concertinas.

Durante las dos últimas semanas, cuando se ha disparado la enfermedad en España, la patata caliente ha permanecido en las manos de Fernando Simón, director de Alertas Sanitarias. Ni siquiera del ministro de Sanidad, que solo aparece muy de vez en cuando. Sánchez pasa de la epidemia. Quizás piense que el problema no preocupa a los españoles, como ocurría en su día con el ‘caso Ábalos’ y su turbio incidente aeroportuario

Los datos indican que la progresión del virus no está controlada en España. Van diez muertos y más de cuatrocientos positivos. Se producen ya contagios masivos, como los sesenta afectados tras un funeral en Vitoria. Vamos por el mismo camino (y ojalá se tuerza para bien) que Italia, donde tienen ya 6.000 casos y 230 muertos, con el país paralizado tras haber adoptado inicialmente la misma actitud de tranquilidad y pasividad que mantiene ahora el Gobierno de España. Los italianos se equivocaron antes que nosotros, pero parece que no hemos aprendido nada.

Aquí las únicas medidas drásticas las están adoptando los gobiernos regionales, en Madrid con el cierre de los centros de jubilados y en La Rioja donde se ha puesto a la Guardia Civil a controlar el aislamiento domiciliario de los afectados, se ha restringido el acceso al centro de salud de Haro, y se ha recomendado suspender todos los eventos a puerta cerrada en la ciudad.

Mientras tanto, Sánchez se fuma un puro. El Gobierno de la nación sostiene que nuestra situación no es comparable con la de los italianos y que todo se resuelve con calma y serenidad.

¿Qué dice la Organización Mundial de la Salud al respecto? Pues la OMS ya pidió hace un par de días que países como España se pongan en marcha para frenar el virus de forma efectiva, con las medidas que sean necesarias. El Ministerio de Sanidad ha hecho oídos sordos. Sigue “observando la situación” y asegura que estamos “en fase de contención”, una fase que no se sabe muy bien lo que significa, porque si esto es contención... ¿cómo será entonces la fase de expansión?

El Gobierno tenía hoy domingo una buena oportunidad para demostrar su sensibilidad con la epidemia adoptando alguna medida para evitar el contagio en las manifestaciones del Día de la Mujer que se prevén multitudinarias. No lo ha hecho. Ni siquiera ha pedido que se queden en casa las mujeres y hombres con algún síntoma. Parece que el alineamiento sin fisuras con ideología de género está muy por encima de la defensa de la salud de todos los españoles.

La Junta de Castilla y León tampoco puede ponerse como ejemplo de actuación decidida frente al virus, aunque tanto Alfonso Fernández Mañueco como su ‘vicepresidente sanitario’ Francisco Igea tienen la excusa de la lealtad y la coordinación con el Gobierno central (en el caso de Igea, además, se está jugando su futuro este fin de semana en su enfrentamiento con Inés Arrimadas en las primarias de Ciudadanos).

No sabemos a qué espera Sánchez para ponerse al frente de una comisión interministerial permanente que comience a actuar y aborde todos los posibles escenarios con medidas adecuadas a la realidad de la epidemia. Que no es de contención sino de expansión. Alguien debería informarle ya de que hay un asuntillo circulando por ahí que preocupa mucho a los españoles...

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios