Decencia entre tanta inmundicia
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Martes, 17 de septiembre 2019
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Decencia y política son dos conceptos que han caminado por veredas separadas. Los chupópteros que han venido a servirse y no a servir, como diría mi admirado José María García, han teñido de fango un ya de por sí embarrado escenario. Por eso cuando el cuadrilátero político nos regala algún comportamiento decente, honesto, profesional y deportivo, hay que ensalzarlo y aplaudirlo. Esta pasada semana ha dimitido de su cargo una de las personas que más ha engrandecido la labor del servidor público por estos lares. Un político que no lo es tal. Un hombre de calle que no olvidó sus orígenes y que ejerció una labor irreprochable en todos los cargos que desempeñó. Bienvenido Mena Merchán se ha marchado como el caballero que siempre fue. Y no lo digo sólo yo, sino las personas que trabajaron a su lado, la comunidad educativa de Salamanca, los funcionarios de la Junta en esta provincia y hasta sus rivales políticos. Un reconocimiento unánime y sin fisuras.
No seré yo el que defienda el plagio, aunque en el caso de Mena no le ayudara a conseguir ninguno de los logros que alcanzó por su trabajo, dedicación y constancia. Pero habrá que preguntarle a un tipo diametralmente opuesto a Bienvenido, Fernando Pablos, ¿por qué ahora? Si el plagio es inmoral e indecente, lo sería también en 2001 cuando saltó el asunto. Momento en el que el ya ex director general de Innovación y Formación del Profesorado de la Junta pidió disculpas. El perenne líder socialista salmantino, tutelado por el mayor inepto de la historia de la política regional, Luis Tudanca, ha sacado la artillería justo ahora. Le da igual ser uno de los que valoraba y ensalzaba la honesta trayectoria de Mena. Cuando se trata destruir, todo vale. Todavía sin asumir que no han tocado poder a pesar de su pírrica victoria electoral, están dispuestos a hacer una oposición de taberna sacando hasta el último trapo sucio oculto en el baúl de los recuerdos. Desconocen que en sus filas hay mierda a punta pala. De lo contrario no me explico cómo algún tarugo ha acabado formando parte de la bancada socialista de las Cortes regionales. ¡Como para ponerse a gobernar esta cuadrilla!
En su afán aniquilador repleto de odio y espíritu de venganza, Pablos olvida que el plagio lo tiene en su propia casa. Representado por el presidente del Gobierno en su tesis. Esa que sí le ayudó a progresar y a subir escalones. Si tuviera un mínimo de dignidad no le dolerían prendas en pedir la marcha de Sánchez. Y más cuando él fue el primer ‘susanista’. Estar toda una carrera política mudando de piel constantemente es lo que tiene.
Volvemos a la decencia. Mena se va de forma discreta sin caer tan bajo como los que han trenzado este plan tan chapucero como oportunista. Su legado está ahí. Un director de Educación que se conocía hasta el último colegio de la provincia y que defendió como nadie lo ha hecho hasta ahora la escuela rural y la atención a la diversidad. Un apasionado de la enseñanza que lo demostró también en los despachos sin cambiar ni un ápice sus principios y valores. Un delegado de la Junta que asumió con elegancia su papel de parapeto de los dos últimos gobiernos de Herrera donde todo era por y para Valladolid. Recordemos que tuvo que dar la cara y permanecer encerrado durante diez horas en 2012 cuando se reunió con los vecinos de Las Arribes que protestaban por la supresión de las urgencias nocturnas. Mientras, el cobarde ex consejero de Sanidad, Sáenz Aguado, urdidor de aquella puñalada trapera a la Salamanca rural, permanecía en su despacho de Valladolid ajeno al huracán. Como también tuvo que sacar la cara por la provincia en muchas ocasiones en contra de los criterios de ese sujeto espeluznante y borracho de poder que le tenía y tiene urticaria a esta tierra como es José Antonio de Santiago-Juárez, alias “Pica”.
Son muchas las batallas libradas y ahora tenía su justo premio. Un cargo para el que estaba sobradamente preparado. Un auténtico valor para el departamento que dirige Rocío Lucas. Se ha quedado con las ganas. Allá otros mezquinos con su conciencia. Los salmantinos sólo podemos darle las gracias.
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