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¡Cómo te gusta ser el macho alfa!

Miércoles, 8 de julio 2020, 05:00

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Ay Pablito, qué poco te gusta la libertad y qué machismo rezumas majo!

Has tenido a los mejores maestros, la élite del comunismo y la dictadura chavistas, de los que aprendiste y los que te permitieron estar donde estás, a la diestra o siniestra de Pedro Sánchez y co-gobernando con él para destruir lo que ha sido la democracia y la historia de España. Y encima, bien remunerado.

Ya has dado muestras sobradas de que a ti la democracia no te va. Te gusta la dictadura comunista. Odias la libertad en cualquiera de sus manifestaciones. No crees en la separación de poderes y matas por intervenir en todo: en los medios de comunicación que son libres y que critican tu paupérrima gestión ministerial o tu doble moral. Te encantaría decidir sobre las empresas privadas. Bueno, de hecho, a nada que te dejen las intervienes y conviertes a los ciudadanos en pobres pedigüeños para tenerlos sometidos y poder manipularlos. Y hasta has intentado meter tus sucias garras en el poder judicial cuando sus decisiones no te gustan.

Seguramente creerás que, cual “mesías” de la Venezuela de tu admirado Maduro y antes del impresentable Chávez que Dios lo tenga en su Gloria, gracias a ti los ciudadanos librepensadores viven ahora mejor en este país. En muchos sitios, por decir las cosas que tu dices, por reconocer desde el púlpito del Consejo de Ministros los delitos cometidos, la gente está en la cárcel y sin ningún derecho de defensa. Sin embargo, en esta España nuestra que tan poco te gusta, tú disfrutas de la libertad, dices y haces lo que quieres, te aprovechas de los beneficios que te da el ostentar la vicepresidencia del Gobierno, utilizas guardaespaldas, chóferes e, incluso, a la Guardia Civil para que vele por tu bienestar, tu apacible tranquilidad y la de tu familia. ¿No te das cuenta de que los poderes del Estado, esos de los que hablas con desprecio, son los que tú representas?

¿A quién, nada más que a ti, se le permite colocar a su pareja, a su novia, a su querida o lo que sea, como ministra de un Gobierno del que tú eres vicepresidente? A cualquier otro partido que lo hubiera hecho, lo habrías criticado hasta la saciedad por endogamia. Pero a ti no hay quien te tosa, porque si lo hacen, lo masacras y ya sabemos cómo se las gastan los que se saben mover en las cloacas del Estado.

Pero es que además de ser un dictador, eres un machista de libro. ¿Y dices que le robaste la tarjeta del móvil a tu amiguita Dina para protegerla? No te lo crees ni tú. Podías haber inventado algo un poco más creíble. Se la “robaste” vete tú a saber con qué intenciones, la intentaste destruir y encima engañaste a los que te votan montando la película de las cloacas del Estado, cloacas que nadie mejor que tú conoce.

Me sorprende que el Ministerio de Igualdad, donde has colocado a Irene Montero, la madre de tus hijos, no haya salido ya a condenar los repugnantes hechos o haya convocado una concentración con mascarillas para pedir tu dimisión por incitar al machismo.

Tampoco puedo entender cómo no han salido todas esas asociaciones feministas que siempre están prestas a denunciar a un caballero que echa un piropo desde un andamio o estupideces de ese calibre. Ahora callan. ¿No tienen nada que decir por escudriñar el móvil de una mujer y luego destruirlo? O ¿no es violencia de género espiar el móvil de tu pareja o de tu amiga, como dice la campaña contra la violencia de género?

Tienes mucho que aprender de Vicente Vallés y de tantos compañeros periodistas que aman y respetan la libertad. Que aman y respetan a las mujeres y que aman y respetan a la persona, aunque no piense igual. No amenazan o intimidan, como sí lo hace un vicepresidente del Gobierno de España, cuyas amonestaciones no son las de un españolito de a pie, sino las de alguien que tiene todos los resortes del Estado a su disposición, que controla el Centro Nacional de Inteligencia y que es capaz de actuar como un vulgar matón contra quienes no opinan como él o ponen en cuestión algunas de sus actuaciones como gestor público o como líder de un partido político que recibe dinero de todos.

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