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Cómo salir del club de los ‘pringaos’

Viernes, 3 de mayo 2019, 05:00

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Q ¿quién es ahora mismo el “pringao”? Pues simplemente el que va a pagar la “fiesta de la democracia”. El que con sus impuestos solucionará los “viernes sociales” y las nuevas medidas que se le ocurran a Pedro Sánchez y a su gente. ¿Y quiénes forman fundamentalmente este nutrido club? Pues la clase media y, en concreto, aquellos con nómina. De este grupito que formamos los “pringaos” saldrán los caprichos de Pedro Sánchez, a pesar de que ya aportamos entre el 60 y el 70% del dinero que recauda Hacienda vía IRPF. A esto, de momento, le sumaremos el impuesto al diésel -porque, que se sepa, híbridos o eléctricos se los podían y pueden pagar sólo unos pocos y el diésel se lo compró quien hacía muchos kilómetros y quería ahorrar en combustible-. Luego vendrán todo el resto de ocurrencias porque el “sablazo fiscal” va a llegar y esos 26.000 millones de euros los tiene que sacar de nuestros bolsillos... y seguro que luego necesita más.

Y ¿por qué hemos llegado a esta situación? Por el deseo de los electores y por los caprichos de nuestro sistema electoral al que ningún gobierno se ha atrevido a meter mano porque acababa con los privilegios del partido ganador, en ese momento en el poder. Seguimos con el mismo sistema y, encima, ni se plantea esa segunda vuelta que clarificaría la primera: con ella buena parte del voto de castigo inicial desaparecería y la elección sería más justa.

En lugar de corregir a tiempo estas situaciones, si gana nuestra elección nos abonamos a la euforia y si no es así, a la pataleta.

No es cierto, por ejemplo, que Pedro Sánchez ocultara la subida de impuestos. En el proyecto de presupuestos que presentó al Congreso y luego retiró por falta de apoyos ya explicó que subiría IRPF, Sociedades, diésel y las ‘tasas Google y Tobin’ y que supondrían más de 5.600 millones -muy por debajo de esos 26.000, que tendrán que salir de más y nuevos impuestos-. Quien votó a Pedro Sánchez sabía, o debía saber, que iba a existir ‘sablazo’.

La otra pataleta está relacionada con el voto útil, que es, sin más, el que sirve para algo. Para unos, el voto útil era el encaminado a derrotar a Pedro Sánchez; para otros, el que servía de correctivo a algún partido -en su momento Podemos lo fue para el PSOE y en esta ocasión el de Vox lo ha sido para el PP hasta el punto de orientarlo de nuevo hacia el centro y destapar que muchos votaron con la ‘nariz tapada’-; igual que para otros era el que más se ajustaba a sus ideales, sin más. Cada uno de los que ha introducido la papeleta en las urnas le ha dado una utilidad concreta a su voto y no se puede demonizar al ciudadano por haber tenido su propio criterio para votar, también faltaría. Si no ha habido más “voto útil” dirigido a expulsar a Pedro Sánchez de La Moncloa ha sido porque PP, Cs y Vox han sido incapaces de mandar ese mensaje al ciudadano y cada uno ha priorizado su propio programa en lugar de una unión que llevara al fin del “sanchismo”. Y también porque Pedro Sánchez ha estado brillante arrinconando a esos partidos en un espacio electoral que no es cierto -Cs, por ejemplo, no es de derechas- y ha llevado el mensaje del miedo, que como le ha ido bien ahora no quiere perder bloqueando a Vox en La Moncloa.

La realidad es que ahora mismo va a ser imposible salir del club de los ‘pringaos’ hasta dentro de cuatro años. Eso sí, hay una nueva oportunidad en las elecciones municipales, autonómicas y, sobre todo, europeas, decisivas porque sólo Bruselas puede frenar las extravagancias económicas del “sanchismo”. Vamos a decidir entre la mayoría del bloque de derechas o de izquierdas y es Bruselas quien tiene que aprobar el plan económico del Gobierno.

Tampoco es lo mismo que en la Comunidad autónoma gobierne uno que otro, por el amplio margen que tiene Castilla y León para hacer su propia política gracias a las numerosas competencias transferidas.

Luego, que cada uno elija su voto útil... y ahí está la clave: ya no para salir del club de ‘pringaos’, que a estas alturas es completamente imposible, sino para que no nos suban aún más la cuota y al menos encontremos alguna ventaja por pertenecer a él.

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