Cantos rodados

La relación contracultura–música popular se hizo evidente en los períodos citados. Cabe preguntarse qué significa en la práctica calificar como ‘popular’ la música que servía de marco para un ideario dominado por nuevos intelectuales (por ejemplo, Herbert Marcuse) y artistas (por ejemplo, Andy Warhol, uno de los forjadores del movimiento denominado pop art). No parece que los más veteranos y más conservadores acogieran con gusto las nuevas maneras de los jóvenes. Estas palabras de Vladimir Nabokov parecen señalar a los recién llegados: “Mis aversiones más fuertes son sencillas: la estupidez, la opresión, el crimen, la crueldad, la música ligera”.

Es difícil precisar qué se entiende exactamente por ‘popular’ cuando el adjetivo modifica al sustantivo ‘música’ –cosa que no ocurre con otros adjetivos: por ejemplo ‘música militar’, según decía Groucho Marx–. Más decepcionante es el resultado de aplicar el adjetivo ‘ligera’ a ‘música’: ¿cuál será el antónimo idóneo para ‘música ligera’? ¿’música pesada’?

Hace un par de meses apareció un ranking elaborado por ‘Rolling Stone’ que la revista tituló muy significativamente ‘Los 200 mejores cantantes de todos los tiempos’. Existían varios precedentes, pero citaré solo el más importante: ‘Las 500 mejores canciones de todos los tiempos’. Para completar esta lista de 500 miembros se encargó el proyecto (accesible en internet desde 2004) a un grupo formado por 172 críticos, músicos y expertos. El ranking es discutible, pero orienta bien al curioso. Entre los/las 200 mejores cantantes solo se incluyen 2 españolas: Rocío Dúrcal y (¡cómo no!) Rosalía.