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Que levante la mano quien no se haya sentido engañado por el este Gobierno. Como siempre hay alguno de frágil memoria, solo les voy a recordar un par de promesas incumplidas. Pero de las gordas. “Con Bildu no vamos a pactar. Se lo repito. Con Bildu no vamos a pactar. Si quieres lo digo 5 veces o 20 durante la entrevista, con Bildu no vamos a pactar”, prometió Pedro Sánchez en la televisión navarra. “Sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, como el 95% de los ciudadanos de este país”, aseguró también en televisión nuestro mandamás ante la posibilidad de un pacto con Unidas Podemos para formar gobierno. Creo que ya se hacen una idea.

Pues bien, ahora son los filósofos los que se dan cuenta de que se la han dado con queso. Dice la Red Española de Filosofía que, en octubre de hace dos años, había alcanzado un acuerdo con el PSOE en la Comisión de Educación del Congreso para recuperar la asignatura de Ética en cuarto de la ESO y crear un ciclo completo de Filosofía junto a las materias de primero y segundo de Bachillerato en la próxima Ley de Educación. Sin embargo, salvo que durante su tramitación en el Senado se decida lo contrario, la “ley Celaá” parece haberse olvidado de la Ética. Y, ahora, si te he visto no me acuerdo.

En su lugar, la ministra quiere implantar algo que ha denominado como “Valores cívicos y éticos”, una especie de “Educación para la ciudadanía” que, según los filósofos, no forma “en el ejercicio de una reflexión seria y bien planteada que permita comprender la fundamentación ética de los valores”.

Puede parecer que esta nueva mentira del Gobierno es una cuestión baladí. Nada más lejos de la realidad. Independientemente de los conflictos que más revuelo ha levantado este proyecto de Ley, como las puñaladas a la educación concertada, a la educación especial o al castellano, suprimir la asignatura de Ética abre la puerta a que un alumno pueda concluir la educación obligatoria sin haber cursado una sola materia de corte filosófico. Ahí es nada.

La asignatura de valores cívicos va a explicar el qué, es decir los valores que hay que respetar, pero no el cómo, o sea el análisis e interpretación crítica de estos valores. O lo que es lo mismo, por qué defendemos unos y no otros.

Para que lo entiendan, los filósofos españoles creen que “Valores cívicos y éticos” es a la Filosofía como las tablas de multiplicar a las matemáticas. “Son necesarias e importantes, pero se memorizan para con ellas hacer operaciones matemáticas. Ni siquiera son lo más importante dentro de la disciplina: el razonamiento matemático sí lo es”, explican.

No es nuevo este ataque a la Filosofía y a las Humanidades en general. Lleva produciéndose desde hace años, un tiempo en el que el utilitarismo se va imponiendo poco a poco hasta en las propias universidades, cuyo mayor alarde actual no es preparar universitarios -una palabra que parece haber perdido su sentido intrínseco- sino sacar al mercado mano de obra para las empresas. Al precio que sea.

Además, a los dirigentes políticos actuales les interesa tener una sociedad adormecida, manipulable, sin espíritu crítico, moldeable con sus juegos de mercadotecnia barata. Y suprimir la Ética como asignatura puede ser un buen método, desde luego. Vean cómo determinadas comunidades autónomas han moldeado generaciones enteras a su gusto desde que se hicieron con las riendas de la Educación.

Con este planteamiento, poco a poco desaparecerá entre nuestros jóvenes todo deseo de interrogar al pasado para comprender el presente e imaginar el futuro. Les privaremos de esas preguntas fundamentales que nos recordaba en los ochenta, entre pitillos y litronas, Siniestro Total, el mítico grupo de punk gallego que cantaba aquello de “Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos”.

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