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De todos los adjetivos con los que se ha intentado definir la decisión del Ministerio de Cultura de cancelar por “razones de actualidad política” el concierto “Música en la Guerra Civil Española 1936/39”, que iba a tener lugar este próximo sábado en Salamanca, probablemente ninguno más apropiado que el de “absurdo” que le ha aplicado al curioso incidente el director de orquesta que pensaba dirigirlo, el zamorano José Ignacio Petit. Y si me lo permiten, también le podríamos añadir algunos más que le van perfectos como disparate, necedad, ridículo y hasta peripatético. Nuestros gobernantes, y sucede a diestra y siniestra, están llegando a unos niveles tan exuberantes de bobería, que es seguro que tardarán muchos siglos en nacer otros que ni siquiera puedan hacerles la mínima sombra.

¿Tanto les cuesta a los responsables de esta estupidez distinguir lo que constituye un homenaje o exaltación de una dictadura (como por ejemplo, por estas tierras hemos estado practicando durante décadas con el famoso medallón de Franco en la Plaza Mayor, o el escudo franquista retirado hace sólo unos días de la Audiencia Provincial), de un estupendo y bienvenido acto cultural como pueda ser una exposición documental como las que habitualmente se ofrecen en su sede de la Plaza de los Bandos organizadas por el Centro de la Memoria Histórica o de un interesante concierto en el que se interpretarían armonizaciones de unas piezas creadas durante un determinado momento histórico? ¿No sé les está yendo un poco la olla con el asunto?

¿Qué tiene de malo que una orquesta clásica interprete determinadas obras musicales utilizadas por uno y otro bando en un contexto de concordia? ¿De verdad cree el Ministerio de Cultura que ese concierto pudiera acabar como el rosario de la aurora con el público ensañándose a puñetazos y patadas con el vecino de butaca absolutamente enardecido por la belicosidad del incendiario repertorio? Y por cierto, ¿habrá ido algún representante del Ministerio de Cultura a ver la última película de Amenábar donde unos cuantos extras interpretan a pleno pulmón el “Cara al sol” en nuestra plaza de San Benito? En el caso de no lo hayan hecho ¿Qué sucederá cuándo se enteren de que efectivamente así sucede? ¿Enviarán cartas a todos los cines españoles para que dejen inmediatamente de emitirla por “razones de actualidad política”?

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