30 marzo 2023
  • Hola

A la espera del maná

27 ene 2023 / 03:00 H.

    Fernando Castaño es como esos toreros artistas que tanto admira y a los que va a ver siempre que puede a una plaza de toros. No sabes por dónde te va a salir. Sabe que tiene difícil seguir con despacho en el Ayuntamiento de Salamanca a partir del mes de junio, pero si se va, lo hará con el regusto de haber plasmado en punto de partida muchas ideas excéntricas que la cobardía impide poner en marcha a los políticos de carné.

    Durante toda esta semana tenemos en Salamanca a señores con turbante en un congreso llamado Peace City World que puede ser la oportunidad de la Salamanca de mitad de siglo. Se trata de un macroproyecto de inversiones millonarias que está en pañales por el que ha apostado el concejal de Turismo pensando que merece la pena intentarlo, a pesar que al inicio de esta andadura muchos le hayan llamado loco.

    Hay que reconocer que todas las informaciones que han adelantado mis compañeros del periódico esta semana cuesta creerlas, pero no es menos cierto que los ciudadanos necesitamos de proyectos ilusionantes que nos saquen del hastío en el que nos encontramos. Cuesta ver viable un tranvía en Salamanca y nos recuerda a aquella chorrada planteada por Julián Lanzarote cuando tenía el bastón de mando de la ciudad. Que Salamanca tenga un telesilla por el camino de las Aguas nos obliga a echarnos una carcajada grupal, pero si de todo esto que nos cuentan sale adelante una cuarta parte sería para darnos con un canto en los dientes. No me imagino a los vecinos de Carbajosa en una cabina sobrevolando el Tormes para ir a hacer papeleo a la sede del INSS y escuchar “vuelva usted mañana”, o a los de Carrascal de Barregas en un convoy por el barrio de Buenos Aires a tomar un piscolabis.

    Los creyentes, entiéndase como las personas que no hemos demonizado este plan, preferimos pensar, con toda la cautela del mundo, que de toda esta fábula que el arquitecto ha presentado a las administraciones pueda salir algo positivo para la ciudadanía. Ya habrá tiempo para que la cruda realidad nos dé con un fracaso político más en el hocico. Por si acaso, medio centenar de empresas han firmado convenios de colaboración... Si cae la breva y un jeque se interesa por Salamanca, estos privilegiados se sitúan en la “pole position” de una carrera en la que al atravesar la línea de meta se sueñan muchos cuartos.

    La Universidad de Salamanca, la Diputación y una docena de municipios del cinturón de la capital han debido pensar lo mismo, de hecho hoy en la Plaza Mayor se firma un protocolo de buenas intenciones. Fernando Castaño ya ha conseguido mucho más de lo que se había imaginado cuando por su cabeza rondó la idea de atraer a estos inversores con turbante.

    Los negacionistas del proyecto piensan que los jeques van a impedir el consumo del jamón de Guijuelo en la nueva Salamanca o que va a ser obligatorio el velo en las escuelas. A veces, hay quien torpedea los proyectos a base de derroche de tontuna, porque hay que ser poco listo para llegar a pensar que estos inversores acabarían con la gallina de los huevos de oro.

    El camino será largo. La utilización política que se hará en todas las administraciones que ahora plasman su apoyo con la firma de sus alcaldes está asegurada. En un proyecto, en el que ahora no hay colores políticos, se caerá en la crítica ruin y se pondrán palos en las ruedas a base del gran problema de esta tierra: trámites eternos que echan al valiente.

    Yo por si acaso a Khalfan Saed Al Mazruoie le ofrezco mi parcelita en Doñinos, que allí se vive bien y seguro que salimos los dos ganando.

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