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José María Hernández Pérez
Sábado, 29 de diciembre 2018, 05:45
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YA en julio de 1844 se habla de la instalación de un tranvía eléctrico entre Salamanca y Tejares, o para ser más exactos, entre las respectivas estaciones de ferrocarril, que recogería las necesidades de transporte de los salmantinos y de las mercancías. En Tejares se preveía un trozo de terreno destinado a alameda y jardincillos, en el prado que existía frente a la huerta del marqués de Villalcázar, para solaz de salmantinos y tejareños. No se llevó a efecto por la construcción del puente de Enrique Estevan.Se vuelve a hablar del asunto en enero de 1908 pero los ingenieros contratados para su estudio tropiezan con la dificultad de la estrechez de las calles y su falta de pavimentación, lo que elevaría el coste de la instalación a dos millones de pesetas. Pero aparece por Salamanca el ingeniero don Leopoldo Renson con el proyecto del llamado "tren Renard", nombre de su autor el coronel francés de ingenieros Charles Renard o "de propulsión continua", que ha visto en 1905 en la Exposición de Lieja y que puede adaptarse perfectamente a Salamanca. Entrega el proyecto de forma gratuita y el recorrido que figura en la Memoria es: Estación de ferrocarril, Avenida de Canals, Avenida de Mirat, calle de Zamora, plaza de los Bandos, Pérez Pujol, Plaza Mayor, San Pablo, calle de Santiago, Puente romano, Puerta del Arrabal, carretera de Chambery, hasta lo alto de Tejares, frente al molino de harinas.Fundamentalmente se trata de un comboy articulado con coches de seis ruedas y una máquina, con capacidad de arrastre de 40 toneladas, a la que pueden añadirse cuantas unidades se desee. La máquina es la productora de energía, que transmite a cada unidad. Cada uno de los coches marcha por sí mismo y si la máquina encuentra algún tropiezo, al ser autónomos, la empujan para que venza el obstáculo que impide la marcha. Los engranajes de las ruedas de las unidades hacen que marchen por el mismo sitio que las ruedas, cortando los mínimos desvíos. Tiene una capacidad de 22 pasajeros sentados y motor a bencina, 4 cilindros y 75 H.P.Se trata de un tren que no necesita vía férrea, ni gran cantidad de empleados, no hay necesidad de expropiar terrenos, ni exige infraestructura de preparación del terreno, puentes, túneles, ni trincheras, pudiendo variar su recorrido. El presupuesto reducido a 500.000 pesetas, lo hace asequible y se encuentra funcionando en París, Holanda, Persia y Austria.Se constituiría la Sociedad Anónima de trenes Renard Salmantinos con un capital de 500.000 pesetas, distribuido en 1.000 acciones protegidas de 500 pesetas; 2.000 ordinarias sin fijar su valor. Se comprarían en Francia los motores y bastidores y los demás accesorios se construirían en Salamanca.La Cámara de Comercio estudia el proyecto en el mes de marzo y aunque lo encuentra interesante cree que excede de los límites de su actuación. No se vuelve a hablar del asunto hasta que en 1917, finalizando las obras del salto del Trampal, la Hidroeléctrica Navarra ofrece al Ayuntamiento la posibilidad de suministro de energía eléctrica para la instalación de tranvías.
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