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Manual del desprestigio

Manual del desprestigio

Alberto Estella

Miércoles, 21 de noviembre 2018, 05:45

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Es un gesto aislado de pundonor. No todos habrían renunciado, como Marchena, a presidir el Tribunal Supremo y el Consejo General de ese poder tercero, el Judicial, cuya necesaria independencia está lamentablemente en cuestión. En este país de pícaros, golfos, incompetentes y mediocres, a veces recibimos un destello de honradez. El PP está escribiendo un manual del desprestigio, ganándose un batacazo electoral. Su único pacto con el PSOE había dañado la imagen de los genoveses, porque afectaba a la Justicia, esa señora de la balanza y los ojos tapados, a la que algunos repúblicos le quieren quitar la venda y desnivelar el fiel. Gracias al descaro de Cosidó, se rompe ese amancebamiento socio-popular de una noche. Ha ocurrido al día siguiente del Día Mundial del Retrete, eso que falta a 800.000 niños que por no tenerlo mueren anualmente de disentería. Me pregunto si es pura casualidad o el destino tragi-cómico de los cuernos que PSOE y PP habían puesto a Ciudadanos. Pero también coincide con los 43 años exactos de la muerte en la cama de aquel anciano dictador, odiado por unos, querido por otros, indiferente —e incluso desconocido—, para la mayoría, si no fuera porque la izquierdorra patria se empecina en mantenerlo vivo, con la rencorosa memoria histórica y su tortuosa exhumación. Los políticos han convertido las instituciones en letrinas, como cuando en los pueblos se giñaba en la cuadra, o se tiraban los pantalones en el monte, al estilo Azarías de Delibes. Todo quisque hacía la mili, en los campamentos solo había zanjas y los servicios de los bares eran "turcos". Eso sí, los abdominales de los homo sapiens de todo el orbe, saludablemente en cuclillas, se fortalecían. Políticamente hemos retrocedido a eso. Es más, mientras nuestros vecinos recogen los excrementos de sus mascotas, algunas(os) se ciscan en todas partes, incluido el salón de Plenos (donde la concejal ganemita Pilar Moreno — Dios la perdone—, se cagó en Dios).Ayer el prestigioso Magistrado se marcó una taranta y tiró de la cadena, único modo de limpiar de heces, sospechas, tuits e insidias su independencia. Se preguntaba Villaespesa: "Juez que de justo te precias, / ¿no has temblado alguna vez/ ante el juez de tu conciencia?". La respuesta decente se apellida Marchena.

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