Los peligros de la ratafía

Circula por las redes sociales la especie de que la venta de ratafía se ha disparado en las últimas horas en los colmados de Cataluña. Todo a consecuencia de que el xenófobo Quim Torra entregó una botellita de ese licor al cándido Pedro Sánchez, como presente en su reciente visita a La Moncloa. Se trata de un brebaje tradicional con una base de aguardiente donde se maceran nueces verdes, canela, clavo, anís, nuez moscada, salvia, tomillo, menta y albahaca, entre otras hierbas. Algo parecido a ese jägermeister alemán que se ha puesto de moda en las discotecas salmantinas para rematar con un traguito (una uña) las noches locas antes de la vomitona.Los expertos avisan de que un pelotazo de ratafía puede nublar la mente y confundir el discernimiento, algo que no puede ocurrir en el caso de Torra y Sánchez, pues ambos carecen de las pertinentes facultades. Así que la entrevista discurrió entre amenazas de chulo cazallero y propuestas imposibles de cumplir, cuando no entre alegres y chismosas chirigotas: que si me liberas los presos golpistas, pobrecillos, que si quieres una comisión bilateral de rechupete, que si te declaro la independencia otra vez, que si retiro los recursos del Gobierno a tus leyes inconstitucionales, que si te apruebo una Constitución catalana que te cagas€ todo de una profunda sutileza, todo por el bien de los catalanes y los españoles. Un encuentro de enorme trascendencia para el futuro de la Humanidad, solo comparable a aquella histórica reunión planetaria entre Obama y Zapatero.El Gobierno socialista abre así una etapa de diálogo con el representante en la tierra del sumo golpista Puigdemont. Un tiempo nuevo en el que los separatistas tienen todo que ganar y el resto de los españoles todo que perder.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más