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El camarero millonario

El camarero millonario

Marta Robles

Martes, 17 de abril 2018, 06:45

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La historia de Esteban, un chico al que su padre jamás reconoció y que ahora, años después de la muerte de su progenitor está a punto de recibir una herencia cercana a los dos millones de euros, nos retrotrae, de manera inevitable, a tiempos pasados. La madre de Esteban entró a servir muy joven en la casa de unos señores de posibles. Corrían los años 50 y era más que frecuente que muchachitas de muy corta edad —casi unas niñas—, de familias necesitadas, se ocuparan de las tareas domésticas de los hogares con holgada economía. Por desgracia, también era usual que los señores que las contrataran se aprovecharan de ellas –unas veces sin la connivencia de sus mujeres y otras con la complicidad estipulada de hacer la vista gorda- . Si las chica si se quedaban embarazadas o se convertían en un problema, simplemente las ponían de patitas en la calle y si te he visto no me acuerdo€Este fue el caso, según parece, de la madre de Esteban, una guapa mujer de Utrera cuya memoria ha querido limpiar su hijo, camarero de profesión, tras años de perseguir que su padre reconociera que lo era. El hombre, un acaudalado empresario con tres hijos de un matrimonio de años se negó a hacerlo en vida y sus hermanastros, al ver que el camarero cuyos rasgos físicos tan parecidos a los suyos delataban el vínculo actuaron de mala fe y cuando Esteban estaba a punto de que la Justicia le permitiera exhumar el cadáver de su padre –muerto hace ya quince años- para realizarle las pruebas pertinente, los hermanos se apresuraron a desenterrarlo ellos mismo, a incinerarlo y a rociar de lejía el propio ataúd para que no quedara ni rastro de cualquier posible indicio que relacionara al padre con hijo.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más

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