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Elena Sánchez
Viernes, 3 de noviembre 2017, 05:45
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Por lo que estamos viendo el tan elogiado "seny" catalán era una quimera. Poco sentido común han demostrado en estos meses otoñales porque han carecido de él de la misma manera que los demás estamos asuetos de agua. Y en verdad que estamos muy necesitados de ambas cosas. El "seny" para que nuestra España deje de perder el tiempo con las ensoñaciones independistas y ponga toda su energía en concluir, de una vez, las reformas que procedan para que el torbellino de la crisis económica sea solo un mal recuerdo. Y el agua... porque nuestros campos y pantanos la están pidiendo a gritos. Pero el "seny" catalán existe. Lo ha demostrado el preso común que asignaron como compañero de celda a uno de los Jordis. Ignoro que fechoría le llevó a la situación de recluso pero supongo que no sería tan grande como para tener que soportar la matraca del independentismo. Es que los fans del mismo no paran y parece, más bien, que están como abducidos por un espíritu maligno que les ha castigado anulando su capacidad de pensar con un mínimo de libertad. ¿Imaginan la situación?. Es la hora de levantarse y, en lugar del saludo habitual, el compañero de celda comienza con el ritual de las ventajas del independentismo y de las virtudes de una Cataluña liberada del yugo español. Y el otro, a aguantar. Imagino que se le ocurriría cambiar el tema hablando, por ejemplo, aunque solo sea del tiempo o del rancho que les tocaría a la hora de comer. Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más
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