La Rambla salmantina

Nuestra Rambla es el eje que comunica la Puerta de Zamora con la Plaza de Anaya, formado por las calles Zamora y Rúa. No desemboca en el mar, como la barcelonesa, sino en la mole catedralicia, testigo secular de nuestra historia. Nuestra Rambla atraviesa la Plaza Mayor y se estrecha en el Corrillo para que nadie pierda detalle de la portada románica de San Martín. Luego enfila la Rúa, necesitada de que se solucionen los problemas de los edificios apuntalados, que no dejan buena imagen en los turistas. Porque si la Rambla barcelonesa es territorio de turistas, no lo es menos nuestra Rúa, por donde pasan a diario gente de todas las nacionalidades buscando la Universidad, Clerecía, Casa de las Conchas, Catedral, rana y astronauta, y por la que a veces, entre terrazas y paseantes, cuesta desplazarse, como en la Rambla de Barcelona. Ambas, Rúa y Rambla, podrían hermanarse, como la capital catalana y Salamanca quedaron hermanadas con la Plaza de Barcelona, estrenada cuando Pascual Maragall no inauguraba exposiciones de "Papeles de Salamanca" en el Palau Moja, como en 2006.Algunos le ven a la Plaza de Barcelona cierto aire modernista, con su galería y la fuente al modo de la de Canaletas, o esos bancos ondulados. A mí me cuesta, la verdad. La Plaza de Barcelona es la referencia más clara de lo barcelonés en Salamanca, un espacio multicultural, donde intentan convivir marroquíes y argelinos, con colombianos, ecuatorianos y propios del lugar: a veces no es fácil, pero se intenta y hay asociaciones que trabajan en ello. La Plaza de Barcelona es lugar de encuentro antes de entrar y salir de la mezquita de Salamanca, en ella he visitado algún mercadillo de libros anarquistas y hoy se realizan en ella actividades lúdicas de verano para todos los públicos. Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más