Edificar o destruir

No solo el PSOE se juega su futuro hoy en las primarias más reñidas y crispadas de su historia. También España y el conjunto de los españoles nos jugamos mucho en una elección que marcará la política y la gobernabilidad del país en los próximos años.Los socialistas comparecen ante las urnas internas divididos en dos bloques irreconciliables, con una tercera vía, la de la presunta "patxiconciliación", sin fuelle ni predicamento. Es la peor situación que puede vivir una formación política en riesgo de supervivencia, que ya inició su declive tras el paso de ´Atila´ Zapatero y que ahora mismo aparece encaminada hacia la escisión o la intrascendencia.La mayoría de los analistas políticos auguraban hace meses una victoria aplastante de Susana Díaz, apoyada por la vieja guardia y por todo el aparato del partido, pero Pedro Sánchez ha dado la sorpresa al ganarse a un amplio sector de la militancia con su viejo lema del ´No es no´ (o ´Sí es sí´) y el único bagaje ideológico de su proyecto de desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa a toda costa.Va a ser cierta aquella máxima de que los militantes no votan tanto a favor de una opción como en contra de la otra. Si Sánchez, probablemente el peor candidato de cuantos podían optar a la secretaría general y a la subsiguiente candidatura a la presidencia del Gobierno, lastrado por dos derrotas electorales estrepitosas y ayuno de otra idea que no sea la ambición sin freno, tiene opciones reales de ganar hoy las primarias es porque son muchos los socialistas que censuran la actuación del aparato representado por Díaz, a quienes escuece en lo más íntimo la abstención de la Gestora que ha permitido al PP formar Gobierno, a quienes, por encima de su amor a España y a su partido, les pesa el odio a la derecha.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más