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En el reino de los ´chupacharcos´

En el reino de los ´chupacharcos´

JULIÁN BALLESTERO

Martes, 8 de enero 2019, 18:35

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Nunca debemos menospreciar la capacidad de los políticos para meterse donde no les llaman. Los nuestros, los que nos ha dado esta tercera generación de la democracia, no solo son asiduos a mancharse las botas en charcos ajenos, sino que se distinguen por su habilidad para provocar dos problemas irresolubles donde solo había uno complicado.En ese firmamento de mandatarios meticones brilla con luz propia la estrella de José Luis Rodríguez Zapatero, que no contento con haber hundido en la miseria a sus compatriotas lleva meses empeñado en acabar con cualquier esperanza de conciliación en Venezuela, donde alguien con un dedo y cuarto de frente le ha nombrado mediador. No solo está contribuyendo a enquistar el enfrentamiento entre los demócratas y el dictador Maduro, sino que puede, al mismo tiempo y sin perder la sonrisa, colaborar a la escisión de su partido en España.En esa tarea le va a ayudar otro de los grandes devastadores de la política española, Pedro Sánchez, que al parecer cuenta con el apoyo de la mayoría de los militantes para volver a encabezar al PSOE. Por lo tanto amenaza con volver y parece que los socialistas de base no han tenido suficiente con el pánfilo ZP sino que están dispuestos a inmolarse como colectivo frenando la llegada de la lideresa andaluza, la única opción que les queda para recuperar las esencias y los votos. Cualquier tipo sensato en el pellejo de Sánchez, tras ser vapuleado de forma escandalosa en las urnas y en la sede de Ferraz, habría ingresado en un convento de clausura para huir de la vergüenza. No es el caso del madrileño, meticón donde los haya, que no se va por más lejía que le arrimen.Aunque sea personaje de segunda fila, el último premio al "chupacharcos" mayor del Reino habría que concedérselo al senador de Compromís, Carles Mulet, que acaba de proponer que la autovía A-62, nuestra Autovía de Castilla, cambie de nombre y pase a llamarse autovía de León desde que entra en Zamora y Salamanca. ¿Qué se le habrá perdido por estas tierras al tal Carles? ¿No tendrá otra cosa en que ocuparse este eminencia? ¿Tanto tiempo libre le deja el Senado que no puede resistir la tentación de meter el pescuezo donde nadie le llama? ¿Será verdad aquello de que todos los senadores son agnósticos porque ninguno puede creer que exista una vida mejor?En justa reciprocidad, cualquiera de los senadores del PP o del PSOE por Salamanca debería proponer que la Autovía de Levante cambie de nombre en cuanto se adentre en tierras de Castilla-La Mancha. Y que el partido Compromís pase a llamarse Chisgarabís, que pega mucho mejor con la trascendencia de sus propuestas.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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