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Bárbara, bendita

Bárbara, bendita

Santiago Juanes

Martes, 8 de enero 2019, 18:41

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Esta noche, según ha anticipado el Ayuntamiento, se enciende en alumbrado navideño y de paso, el monumental puente que la Constitución, en un extremo y la Inmaculada, por el otro, cosen esta semana. Este año cae peor de lo que debiera, dicen los hosteleros, preocupados por la subida de los impuestos de las copas que se anuncia. Ya tiene toda la información Alain Saldaña y a partir de aquí, roguemos a Santa Bárbara, que es la patrona del día, por lo que puede pasar. En el cónclave del desayuno lo ha dicho uno de los presentes: nos dejan en casa. No será para tanto, pero todo influye. Al parecer dejan fuera de la norma al vino y la cerveza, así que algo es algo. Pero igual hoy, al escuchar los acuerdos del Consejo de Ministros, alguno se acuerde de que Santa Bárbara es patrona de artilleros y artificieros, como yo me acuerdo de lo bárbara que era Bárbara Bazo en las pasarelas de la moda tiempo atrás. También lo es Bárbara Mirjan, compañera de Cayetano Martínez de Irujo, a la que conocimos esta feria pasada. Felicidades a ambas. No sé si a la Santa o a Juan Lucero, pero a alguien debían encomendarse aquellos pobres encerrados en capilla para el examen final en la conocida Capilla de Santa Bárbara: y dicen ahora de Reválidas, aquello sí que eran exámenes, y si suspendían, encima, te apedreaban con verduras. Estaban en capilla, literalmente, como los toreros. Santiago Martín, Emilio Ortuño y Pedro Gutiérrez echaron horas en las capillas de las plazas de toros muchas tardes, son socios de honor del Casino desde septiembre, y lo serán desde mañana Sánchez Galán, Vicente del Bosque, que ha donado sus botas al Museo de la Selección Española, y Juan José Hidalgo, que empalma una fiesta con otra: hoy, en Madrid, se celebra con fiesta potente los 30 años de Air Europa, que se le han pasado volando, me dice, y mañana, noche en el Casino. Hidalgo, que ya enfila la puerta de salida, me asegura también. A la hora de nuestro encendido navideño comienzan los fastos de Air Europa en Madrid, cuando resuenan aún en los fondos del Helmántico los emocionantes gritos de Hala Unión, como un desahogo a tantas ausencias de fútbol de categoría. Y con los gritos, asomaron lágrimas. Más pronto que tarde aquello tiene que volver, me dijo un conocido, aficionado de miles de tardes. Creer es gratis. Lo otro€Recuerdos que nos llevaron a aquellos tiempos gloriosos, de cuando antes de la crisis dichosa. Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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