Letras y pucheros

Estoy dolido, sí, porque no hayamos conseguido ser Ciudad de la Literatura con el pasado y presente que acreditamos desde Fernando de Rojas a nuestra Ana Sánchez Díaz de Collantes o Charo Orgaz, la "Guerrillera de la Pluma"; la primera acaba de presentar libro y la segunda, porque me he encontrado con ella en un café, y hacía tiempo que no sabía de ella. Es injusto, lo admito, pero también debo recordar que la Capitalidad Europea de la Cultura costó tres intentos y aquello fíjese la envergadura que tenía, o sea, que hay que insistir porque tarde o temprano caerá la distinción. Mientras, continuemos atesorando méritos, como el que protagoniza nuestro Denis Rafter en Madrid, en el Teatro Español, con un monólogo en inglés hecho con fragmentos de obras de Oscar Wilde y que recrea los últimos días de este. La crítica madrileña habla maravillas de la obra y nosotros que nos alegramos, pues todos sabemos el vínculo especial que Rafter tiene con Ciudad Rodrigo y su Feria de Teatro. La obra se titula "El pecador amado" y quizá en ella aparezca algún retazo del cuento navideño de Wilde "El gigante egoísta", que es un cuento un punto cursi, digno de una función escolar navideña, si lo comparamos con algunas de las ácidas reflexiones hechas frases famosas del escritor. Rafter, pues, es una más de nuestras referencias literarias y teatrales que añadir al capítulo de méritos. La Navidad nos trae cuentos y rastrillos. En el Ateneo vuelve a celebrarse uno en beneficio del hogar de acogida de Ana Santero al otro lado del Atlántico, un centro que encoge el corazón cuando le cuentan a uno en qué estado llegan a él los niños. Profeso gran admiración por Ana y su hermana, Mari Ángeles, con los que compartí juegos infantiles en el Barrio de San Bernando, saltando tapias y rapiñando membrillos en huertos blindados como el del Gigante Egoista.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA