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Que cada palo aguante su vela

Que cada palo aguante su vela

ALBERTO ESTELLA

Sábado, 20 de julio 2013, 06:45

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Mi anterior sabatina, reprobando a los primeros espadas „más bien pinchaúvas„, Caldera, Robles y Bermúdez, concitó muchos comentarios escritos en la edición digital, con una sospechosa y extravagante unanimidad: ¡que el columnista explicara su labor en la Caja!. Los espontáneos y la tropilla de echadizos con pseudónimo, que me endilgaron sin duda entre el PP y el PSOE, solo merece desprecio, por su condición de mansos e ignorantes esbirros de los cortesanos, pero coincide temporalmente con la carta que, hoy hace exactamente un año, remití al todavía Presidente, Evaristo del Canto, comunicándole mi renuncia como Consejero y consecuentemente, miembro de la Comisión de Control. Decía: "fue notoria mi oposición a la fusión con Caja España€Y en lo que afecta a Ud., porque como le recordé en una Comisión de Control, fui uno de los nueve consejeros que se abstuvo en la Asamblea General que lo eligió, y el único miembro de tal Comisión que le replicó cuando sostuvo que era "nuevo" „había salido desde Caja España a la competencia con una indemnización multimillonaria„; y "generoso", cuando superaba la importante retribución del entonces director general y se blindaba por no sé cuántos años" (se marchó a la Caixa con 200 MM de pesetas; regresó para percibir más de 50 MM año; y echarle costará un Potosí). Pero la historia empieza „enteraros de una vez, gentecilla de trueno„, dieciocho años antes, cuando en estas páginas firmé "Por favor, la Caja de Ahorros, no", calificando de "asalto" el intento de los políticos de tomar los órganos de gobierno, y advirtiendo que entre los salteadores habría "tunantes". Solo tras mi jubilación como abogado, entré como consejero general, habiendo sido asesor „ojo„, de Caja Rural, Banco de España, Banco de Bilbao, Banesto, Central y Central Hispano. A su fallecimiento, sustituí a Emeterio Peralta en la Comisión de Control, en la que intervine siempre, los dos últimos ejercicios como "mosca cojonera". Tuve tres ocasiones para presidirla, en contra del inexperto candidato oficial, del PP, por tener ofrecidos votos suficientes „aquellos proponentes viven„, pero rehusé. La Comisión tenía atribuido el "control de legalidad" de las decisiones del Consejo de Administración, pero es evidente que sus acuerdos eran siempre "legales", aunque fueran económicamente letales.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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