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El nido de la urraca

El nido de la urraca

ROBERTO ZAMARBIDE

Lunes, 15 de abril 2013, 06:45

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No uno, ni dos. Tres nidos en lo alto de sendos árboles atraen mi atención desde hace un par de semanas cada vez que me encamino de mi casa al trabajo, por la mañana y por la tarde. En apenas doscientos cincuenta metros de mediana de la antigua avenida de Salamanca, hoy avenida Vicente del Bosque, tres familias de urracas han emprendido este invierno sendos proyectos familiares instalando sus nidos cada uno en lo alto de su árbol. Eso sí, guardando prudentemente las distancias, como evidente muestra de respeto por la intimidad ajena.Mirando ahí arriba uno puede llegar a lamentar no ser pájaro para anidar donde le venga en gana, con el único requisito de que la rama resista el peso de la prole y la zona no sea excesivamente ventosa para no sucumbir en caso de temporal. No han de pagar impuesto alguno ni han de soportar insufribles juntas de vecinos, pero a cambio se enfrentan al riesgo de que llegue un azor malencarado y les expropie de su casa con violencia y grave perjuicio de los frágiles polluelos.Precisamente la época en que han anidado mis urracas urbanas, fieles a su costumbre de criar en el inicio de la primavera, arrecia la polémica en torno a las posibles soluciones que palien la oleada de desahucios que están sufriendo las familias españolas más desfavorecidas como consecuencia de la crisis. Todos los pájaros de la pajarería sienten que algo no funciona bien, pero pian mucho aunque nadie sepa exactamente cómo abordar una cuestión tan espinosa y que está levantando ampollas en la ya castigada sensibilidad social. La Junta de Andalucía, cuyo gobierno socialista no tiembla en desmarcarse de las directrices que establece el PP en todo el país, apostó esta semana por aprobar un polémico decreto que contempla la posibilidad de expropiar temporalmente a los bancos las viviendas vacías para evitar los desahucios de aquellos ciudadanos en riego de exclusión social.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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