Los sistemas de videovigilancia superan ya los 1.500 y doblan a los que había en 2011

La instalación de sistemas de videovigilancia continúa a un ritmo muy alto en Salamanca. Sólo en el último año el número de estos dispositivos ha aumentado en la provincia salmantina un 18%, un crecimiento que ha supuesto que el total de sistemas en funcionamiento duplique ya a los que había en 2011. El temor a posibles robos en negocios y comunidades de vecinos, unido al abaratamiento de los dispositivos ha facilitado este aumento. La Agencia Española de Protección de Datos tiene registrados 1.541 sistemas dados de alta en Salamanca, un requisito al que obliga la ley. En comparación con el año pasado, son 239 más, un incremento notable del 18%. Este ritmo se ha mantenido casi constante durante los últimos años, lo que ha posibilitado que la cifra actual de dispositivos doble a la que había en 2011. Entonces la provincia salmantina contaba con 711 sistemas de videovigilancia. De los 1.541 ficheros, la inmensa mayoría corresponde al sector privado, con 1.523, mientras que sólo 18 pertenecen a administraciones y organismos públicos.El temor a ser víctima de un robo ha sido en los últimos años el principal acicate para que las empresas apuesten por la instalación de cámaras. De hecho, los sectores en los que más aumentan los sistemas de videovigilancias son los relacionados con el comercio en primer lugar, el turismo y la hostelería en segundo, y las comunidades de vecinos en el tercero. La mayoría que opta por esta medida lo hace para controlar robos en el interior del local si se trata de empresas con atención al público, mientras que las compañías del sector servicios en general también instalan dispositivos en el exterior para controlar entradas, zonas perimetrales y las campas donde almacenan productos. En el caso de las comunidades de vecinos, los lugares más vigilados son los garajes, por la proliferación de robos en zonas comunes.Además del miedo a posibles robos o actos delictivos, el aumento de cámaras también ha resultado posible gracias a que su coste ha descendido. Una instalación de tipo medio está por debajo de los 1.000 euros, a lo que hay que sumar que la calidad de los nuevos sistemas ha mejorado mucho.