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El relojero de la provincia que ha logrado poner en marcha algunos ejemplares con 300 años

El relojero de la provincia que ha logrado poner en marcha algunos ejemplares con 300 años

Javier Merino es uno de los 5 relojeros que trabajan en la provincia, un oficio que mezcla matemáticas con mecánica

EÑE

Jueves, 7 de febrero 2019, 14:02

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En un oficio que habitualmente se heredaba de padres a hijos el caso de Javier Merino en Alba de Tormes es singular, porque es el primero de su familia dedicado al oficio de relojero del que apenas hay cinco en activo en la provincia. Por ahora es el más joven de este gremio y con apenas 28 años trabaja con precisión de cirujano para sustituir y reparar piezas y mecanismos de todo tipo de relojes. Ha logrado poner en marcha algunos con 300 años que llevaban medio siglo parados porque nadie sabía qué les pasaba, y otros de pulsera de mediados del siglo pasado que son casi “tesoros” de algunas familias, por su valor sentimental. Es una profesión con tan poco relevo generacional que incluso aprovechan las nuevas tecnologías como los blogs para plasmar en ellos los ‘secretos’ de su trabajo, un arte en el que se mezclan matemáticas con mecánica, astronomía, sentido común y una cierta dosis de inventiva. “Tenia claro que quería coger un oficio de los de antes”, asegura el joven: “Estuve dudando entre la sastrería y la relojería y me decanté por este último. Tuve un mentor al que le estoy muy agradecido porque es un oficio que se está perdiendo y no hay escuelas. Se aprende todos los días y muchas veces somos autodidactas”. Cada reloj antiguo es “un misterio y nos obliga a aprender diariamente, puede venir el mismo mecanismo a reparación 15 veces y que en cada ocasión el problema sea diferente”, asegura. Ver llegar a un cliente con un reloj de su abuelo que no funcionaba, y que cuando se lo llevan está perfectamente restaurado y en marcha: “Es uno de mis mayores placeres. Me los suelen traer en condiciones malísimas porque los encuentran perdidos en algún cajón”. Este tipo de relojes suelen llegar sucios, herrumbrosos, con piezas perdidas o con reparaciones que son chapuzas porque han pasado por manos inexpertas que en lugar de limpiar las piezas y devolverlas a su lugar exacto recurren a un apaño.... “Se lo devuelvo para que lo puedan llevar en la muñeca y lucirlo, escuchando la marcha del mecanismo del reloj”, señala Javier Merino. “Quien tenga un reloj de más de cien años que lo repare y no lo venda. Entra en el capítulo de antigüedades y ya no tiene precio. Incluso puede ser un reloj único o del que haya muy pocos”, señala el experto. A pesar de que en los años 80 llegaron los relojes de cuarzo, y actualmente el smartwatch es el favorito del gran público del siglo XXI, Javier Merino asegura que sigue habiendo aficionados a los buenos relojes mecánicos, “hoy en día suelen optar por piezas importantes que siempre se revalorizan”, concluye. Las herramientas que emplea para su trabajo son tan precisas que le permiten abordar ajustes de centésimas de milímetro en alguna de las más de 80 piezas que llevan los relojes mecánicos. Microscopios, lentes de aumento, calibres, botadores, son algunas de los utensilios de trabajo de este joven con pulso de acero que también es pianista y clarinetista.

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