Puesta a punto de la piscina natural

Desde donde alcanza mi memoria, en pleno verano y cuando el sol calienta en exceso, vecinos de La Bastida y otras localidades de la Sierra de las Quilamas acudían a las piscinas naturales situadas en la falta de la montaña, al abrigo de un recodo de la carretera.
 
Quizá no es el lugar con más glamour, pero sirve para que grandes y pequeños alivien su calor. Estos días, antes de que las tormentas se apoderasen del panorama meteorológico, un grupo de jóvenes ha colaborado para acondicionar las piscinas de cara a la temporada estival, unas piscinas que, en los últimos años, han sido catalogadas como estanque de regadío, aunque más allá de su nomenclatura seguirá sirviendo como lugar de disfrute para los habitantes de los pueblos cercanos. 

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