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El PSOE y el carné

El PSOE y el carné

Julián Ballestero

Jueves, 11 de octubre 2018, 07:00

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El Gobierno de Pedro Sánchez debería aplicarse el cuento y en lugar de perseguir a los sufridos vendedores ´a puerta fría´ por engañar a los viejos con sospechosos contratos de luz y gas, debería vetar a los dirigentes de su partido que siguen empeñados en repartir por las casas carnés de honradez y decencia, como si no militaran en sus filas más chorizos de los que podrían verse en un biopic de Emiliano Revilla.El propio Sánchez ha comenzado a reprimir sus ansias inquisitoriales y, después de tantos años de exigir un currículo sin mácula a cuantos cargos del PP asomaban por el Congreso, ahora no se atreve a criticar ni al peor de los políticos doctorados y masterizados, consciente de que lo suyo huele como la peste y no está para ponerse de ejemplo de nadie.Debería Sánchez darle un toquecito al PSOE en Castilla y León, cuyo secretario regional parece mear colonia por lo fino que se nos ha vuelto. Luis Tudanca ha decidido vetar a José Manuel Fernández Santiago, militante del PP, expresidente de las Cortes y exconsejero de casi todo, para presidir el Consejo Regional de Cuentas, por aquel asunto de la adjudicación de una carretera que apareció en Gürtel y del que salió tan limpio que ni siquiera llegó a juicio. Ese goloso puesto de la Presidencia del Consejo le corresponde nombrarlo al PP, y más en concreto a su presidente regional, Alfonso Fernández Mañueco, dentro de ese cambio de cromos habitual entre los dos (hasta ahora) grandes partidos de la Comunidad, pero Tudanca ha puesto cara de asco y ha asegurado que sus narices no soportan un personaje con tufillo gürteliano. En cambio, el hecho de que el propio Tudanca se ´olvidase´ de incluir en su declaración de bienes en las Cortes un espléndido chalé de 340 metros construidos (una chocita) en Villaquilambre, no tiene la mayor relevancia.Aquí el certificado de pureza lo otorga la izquierda, como viene siendo tradicional en democracia, y a Tudanca se le perdona todo mientras a Fernández Santiago no se le pasa ni una, aunque salga absuelto. Con ese rasero, Demetrio Madrid, el que fuera primer y único presidente socialista de la Junta, juzgado y absuelto en el ´caso Pekus´, nunca hubiera sido después diputado ni senador.Si el PSOE de Castilla y León pretende ponerse exquisito, acogerse a los más elementales principios éticos en el funcionamiento de las instituciones regionales, más le valdría cuestionarse para qué sirve el Consejo de Consultivo y si realmente merece la pena gastar tres millones de euros de todos los castellanos y leoneses para sufragar la buena vida de sus tres componentes, entre ellos su camarada socialista Francisco Ramos.Este organismo, de trascendental relevancia para el día a día de los habitantes de la Comunidad, dedica sus desvelos a "emitir informes jurídicos sobre los asuntos sometidos a su consideración, a solicitud de las administraciones". Vamos, que la Junta utiliza el Consejo como una especie de asesoría legal externa (no independiente porque dos de sus tres puestos los nombra el PP), pero eso sí, pagada a precio de oro. Al igual que ocurre con el Consejo Regional de Cuentas, donde enterramos otros siete millones de euros anuales, el Consultivo no ha producido un solo informe que haya cambiado el destino de la Comunidad, ni siquiera un dictamen de utilidad cierta en sus quince años de plácida existencia.El veto de Tudanca al candidato propuesto por Fernández Mañueco confirma el electrizado ambiente preelectoral en las Cortes regionales, donde el PSOE se ha olvidado ya de cualquier posibilidad de acuerdos para ir directamente a la guerra. Mañueco es ya el enemigo electoral a batir, y los socialistas no hacen prisioneros. Aunque no sea el caso de los consejos Consultivo y de Cuentas, cuya paralización no provocaría ninguna catástrofe, lo cierto es que con esa actitud de colocar los intereses electorales por encima de los ciudadanos, una estrategia vieja y rancia como la vieja política, ya no se consiguen votos. Algún día se darán cuenta.

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