El poeta mancerano Santos Martín presenta sus dos últimos libros sobre Mancera

Como cada verano, es costumbre realizar una serie de actividades que conforman lo que comúnmente llamamos Semana Cultural. En este 2018, el Ayuntamiento ha decidido contar con la presencia de un vecino, que por razones de trabajo, tuvo que abandonar el pueblo en los años 70, como tantos otros manceranos. Hablamos de Santos Martín López, quien dedicó su vida laboral a trabajar en la fundición del aluminio y la fabricación de conectores eléctricos y una vez alcanzada la etapa de descanso laboral, o de jubilación, se ha dedicado a su verdadera vocación: la poesía. Como bien explicó el poeta durante el acto del pasado viernes 3 de agosto, su poesía es de lo más variada, unas veces escribe ajustándose a las normas métricas, o lo que él llama “la poesía en un uniforme formal y bien ajustado”, y otras veces lo hace a través del verso libre, expresando las palabras sin cortes estándares, lo que llama “el uniforme informal”. Cuenta ya con una obra extensa, pues son más de quince años los que lleva dedicándose a escribir poemas, en principio sueltos y desorganizados por el ordenador, lo que más tarde se tradujo en la aventura de publicar varios libros. Entre sus obras, destacan Equipaje sin etiquetas (2011), Los vaivenes del amor (2014), Opúsculo (2014) y Humor en el paisaje (2017). Recientemente, ha aparcado momentáneamente la poesía para dar rienda suelta a la pluma sacándose una espinita que tenía clavada en el corazón; escribiendo dos libros en los que habla sobre costumbres e historia de este su pueblo, el que no ha olvidado desde el año 1973, el que recuerda a diario, el que menciona en todas las ruedas de prensa a las que acude y el que está presente en todas las portadas traseras de sus libros, donde aparece el escudo de la localidad seguido de la frase “Mancera de Abajo, donde la historia duerme…”. Estos dos libros se titulan Historias verídicas de unos pocos… (2018). El primero versa sobre costumbres de mediados del siglo XX y que lamentablemente hoy están perdidas, tales como el Mayo y el día de San Segundo o día de los enamorados y también los huertos familiares, que sirvieron de alimento a muchas familias durante la hambruna que trajo la posguerra. El segundo libro, sin embargo, tiene un carácter histórico, pues nuestro pueblo ha tenido el orgullo de contar con el paso y presencia de nada más y nada menos que de tres Santos católicos. En él, habla del Convento de Carmelitas fundado por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz en 1570 y refundado por Santa Maravillas de Jesús en 1944. No obstante, el autor nos adelantó que ya está trabajando en un tercer libro, que aludirá al Señorío y Marquesado de Mancera, dejándonos con la intriga y ganas de tenerlo ya entre nuestras manos. Así mismo, está elaborando una especie de callejero y de gentes, de la década de los 50, recordando a todos aquellos vecinos que moraban en nuestras calles. Durante el acto de presentación de los libros, al que acudieron una treintena de vecinos, Santos fue explicando cómo fueron surgiendo las obras, mientras recordaba anécdotas y nos amenizaba con un poema de cada publicación. Son muchas las presentaciones que tiene a su espalda, pero estoy seguro de que ninguna tan especial como la que ha realizado en la tierra que le vio nacer, pues visiblemente emocionado, no pudo evitar derramar alguna lágrima al leer unos humildes versos que le dedicó a este nuestro pueblo. Gracias Santos Martín, gracias amigo mío, por llevar el escudo de nuestro pueblo como bandera de tu corazón, por dedicarle un hueco en cada publicación y en cada acto, y sobre todo, por hacer que esa historia que como tu bien dices está dormida, poco a poco vaya despertando y quede para generaciones que no tuvimos la suerte de vivir esos años. Simplemente, gracias. CUÁNTAS VECESCuántas vecespueblo mío,me cegó el fulgor de tu claridad vespertina. Cuántas vecestus cigüeñas anidaron en mis ojos,y el ruido matinal de su incruenta ametralladorame expulsó del paraíso de Morfeo. Cuántas vecesme bañé en la sombra de tus recuerdos,embelesándome en los remolinos transparentesde las cristalinas aguas del Zamplónal cruzar las “pasaderas”. Cuántas veceshabré añorado el liviano serpenteo del cañocon la entrega impetuosa en el rodezno…y sus inmaculadas aceras de hierba.¡Tantos años de uso y entrega a los Señores de Mancera!Y desde siempre fuera,energía limipa…con encanto natural. Ahora sé que el cielo apenas llora,que tu tierra no transpira,que el aliento de una “antana”está en el subsuelo del recuerdo,y que tu gente,oprimida por las prisas mundanas,olvida la sequía de tu llantoporque humedece sus tierrascon el agua de tus entrañasque escupen ruidos modernos.Así riega sus sembrados….¡Verlo, para creerlo! Los adelantos,cambiarán las costumbres,pero nunca borraránlos archivos y recuerdos infantilesde una generación agradecidacomo la nuestra. Por eso, sé a ciencia ciertaque las arrugas de nuestro rostro,también forman parte del espectrode la historia seca de Manceraque llevaremos siempre en el corazón. Santos Martín López, Equipaje sin etiquetas, 2011.