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Marta Robles
Martes, 7 de febrero 2017, 05:45
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Ahora que se sabe que Rita Barberá ha muerto a consecuencia de una cirrosis hepática, todos tranquilos. No fue el corazón el que se le rompió en mil pedazos, así que poco o nada tiene que ver el asunto con el acoso y derribo de una prensa enfurecida y decidida a juzgar y condenar antes que los tribunales y los jueces y siempre con mayor dureza Pues miren, lo cierto es que, más allá de lo que hiciera Rita Barberá „que posiblemente nunca lleguemos a saber„, los procesos de estrés y de angustia no necesariamente afectan al corazón, sino a los órganos más débiles de las personas. Hay a quienes los problemas les provocan úlceras, y a quienes la tristeza les toca los riñones. Incluso hay a quien la preocupación les deja sin voz o a quienes les produce alergia O lo que es lo mismo: la salud mental y la física van tan unidas, que cualquier pena en "un rincón del alma", que cantara Cortez, es capaz de trasladarse a cualquier parte del cuerpo de manera directa. Mens sana in corpore sano decían en Roma. Y aunque la frase fuera del cómico Juvenal, lo cierto es que es una máxima muy seria. Tanto, como para darse cuenta de la relación inequívoca que existe entre el cuerpo y la mente. Dicho esto, vuelvo a insistir en que hay quien piensa que los disgustos solo matan a través del corazón, y evitan aceptar que también puede hacerlo con un derrame cerebral o con un fallo del hígado, por poner un ejemplo A cada uno le duele en un sitio cada cosa.Lea el artículo completo en la edició impresa de LA GACETA
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