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Domingo, 28 de junio 2020, 12:07
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Vuelve la emoción. Es el mes estrella para esperas nocturnas al jabalí, normalmente motivado por daños a la agricultura. Modalidad necesaria, no solo para reducir los daños en las cosechas, evitar accidentes de tráfico o transmisiones de enfermedades, sino también para el control poblacional de la especie.
Vemos cada día como cientos de jabalíes campan a sus anchas en zonas urbanitas, como estos ungulados le han perdido el respeto al hombre y se han acostumbrado a la presencia de este. La espera o aguardo nocturno es pura adrenalina que engancha a aquellos cazadores que lo practican con frecuencia. Noches mágicas donde el contacto con el campo y la naturaleza es un binomio perfecto para disfrutar de una jornada de ensueño.
Momentos donde se para el tiempo, dejamos nuestras mentes en blanco y nos dejamos llevar. Esa tensión calmada al escuchar una pisada cerca, emoción desmedida al ver entrar un gran cochino y culminado con un buen disparo, carne al congelador y satisfacción del trabajo bien hecho. No nos lo pondrán fácil ya que estos animales suelen ser recelosos, prudentes y pacientes, siendo sus mejores armas el olfato y oído.
Para que nuestras esperas obtengan los mejores resultados es de vital importancia elegir tu arma de confianza, ya que debemos conocer de primera mano como se comporta nuestro rifle al apretar el gatillo o incluso quitar el seguro a “ojos cerrados” ya que muchas veces vamos a manipular el arma de noche y sin luz.
El segundo elemento importante, es el visor que vayamos a utilizar. Nos da una ventaja muy superior, ya que podemos valorar el cochino que abatiremos y colocar un disparo perfecto. Nos centraremos en un visor de amplia campana que capte la mayor transmisión de luz posible. Al llegar a nuestro puesto estudiaremos nuestro tiradero y localizaremos aquellos arbustos o escobas que al caer el sol confundiremos con un gran macareno una y otra vez a lo largo de la noche.
Evitaremos encender nuestra linterna salvo cuando tengamos una oportunidad de lance, ya que esto podrá espantar a los animales próximos a nosotros. Trataremos de no desprender olores fuertes, extraños al campo y dejaremos el coche lo más lejos posible. Controlaremos en todo momento la dirección del viento, factor fundamental para un aguardo fructífero.
Cazaremos con nuestros oídos, por lo que el silencio será nuestro mejor aliado. Llevaremos una ropa cómoda y que apenas haga ruido al movernos. Dejaremos todo lo que podamos necesitar a mano y asentaremos bien la silla en la que pasaremos horas y horas inmóviles. Buscaremos un buen apoyo para disparar y nuestra mente se dejará llevar por el lance soñado.
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