El Reina Sofía despide un 2024 inolvidable con un gran triunfo de Unionistas ante el Nástic (1-0)

El ambiente navideño ha envuelto el Reina Sofía para despedir el mejor año de su existencia. Por aquí este 2024, que en lo futbolístico ya ha acabado, han pasado el Villarreal, el Rayo Vallecano, el Barcelona… Lewandowski, Pedri y James Rodríguez. Esa lluvia de estrellas sigue empapelando el campo del barrio de La Vega, que en todos los partidos da muestras de ese brillo adquirido en esos partidos; aunque de continuo no haya jugadores nominados al The Best pisando su césped.

Este sábado, sin ir más lejos, cuando el partido no había dado dos bocanadas de aire, Pau Martínez sacó la varita mágica y regaló uno de los goles de más bella factura del año. Una falta clara en la misma corona del área la agarró con toda la confianza del mundo casi sin haber calentado. Dejó el balón con delicadeza donde le había dicho Sánchez Sánchez y dio tres pasos atrás. La barrera, Rebollo, la colocó un tanto extraña: deletreada en dos tramos, uno principal con cinco jugadores (cuatro en posición vertical y otro más a ras de césped) y otro, secundario, en el que se colocó Antonio Leal. La cortina de jugadores abierta le sirvió al meta del Nástic para ver que el balón salió en forma de parábola por encima de sus compañeros. Y ya en pleno vuelo vio mejor que nadie como el esférico se le colaba por la escuadra. Otra manera de colocar a sus jugadores hubiera tenido el mismo efecto, porque la ejecución de la falta fue simplemente deliciosa.

El tanto vino a rescatar a Unionistas, que había saltado al campo más gélido que el propio tiempo. El equipo creció con la celebración de gol. Y en un parpadeo se le quitaron todas las dudas que le rondaban por la cabeza hasta ese minuto 8 del tanto de Pau Martínez. De hecho, Rastrojo pudo aumentar la ventaja con un remate de tijera mientras los jugadores del conjunto catalán dudaban de cómo domar el esférico dividido.

Cuando la adrenalina del equipo de Llácer se vino a términos normales, Unionistas se impuso en su juego a los puntos al del Nástic. Lo hizo alternando fases en campo contrarios, con otras en las que no le dolió en prenda llevarle el balón a Iván Martínez para empezar de nuevo. En medio de ese impasse Jonny Arriba apareció por banda izquierda, ya con Pau Martínez renqueante, y devolvió el brillo de los primeras con una acción de muy alta escuela. El atacante de la Vall se fue zafando de rivales desde la banda hasta la corona del área jugueteando con el balón de pie a pie, hasta que se le abrió la opción de tiro y no perdonó: sacó un tremendo latigazo diestro que se estrelló con una violencia bárbara en el larguero.

El Nástic salvó la papeleta al descanso y dio el paso adelante que se le esperaba por la posición que ocupa en la tabla. Sin embargo, pese a tener la posesión del balón no llegó nunca a asfixiar a Unionistas, que en los centros laterales que bombearon los catalanes se sintió comodísimo. Le faltó en este primer tramo de segunda parte algo más de equilibrio entre la sobriedad defensiva y las transiciones hacia el ataque. El equipo como que se partió. Y Llácer estuvo rapidísimo en su análisis en busca de ese plus físico que hilara las dos partes del campo. Tavares sustituyó a Iñaki González y Álvaro Gómez a Rastrojo. El equipo agradeció el movimiento de piezas con una acción de libro trenzada por Jonny y Vergés por banda izquierda. El Reina Sofía la vio tan clara que cantó el gol mientras el zurdazo superclase de De la Nava (que salió por Pau Martínez) se marchaba lamiendo el poste de Rebollo. También lo hizo cuando Álvaro Gómez reventó el balón en la frontal del área pequeña. Sin embargo, Rebollo firmó una parada made in Casillas con los pies. Fue la última de Unionistas. Y también del partido, pues el Nástic no fue capaz de encontrarle las costuras al equipo de Llácer que con este triunfo suma 5 en Liga (y 12 choques sin perder) y se marcha al parón navideño pegado a los puestos de playoff.

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