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La noche no podía estar más gallega: que si la lluvia intermitente, que si el cielo entoldado, que si ausencia de frío... Sólo faltó la salitre cubriéndolo todo para que Salamanca se convirtiera en perfecta anfitriona de esta unión de nuevo cuño entre Unionistas y Deportivo de La Coruña. ¿A esto se le llama clima de hermandad? Pues puede ser... Ahora bien, fue pitar Fuente Martín el comienzo del choque y partirse el campo en dos partes heterogéneas. Cada uno con su equipo, en un ambiente tremendo. Dentro del terreno de juego, la posesión fue tal que así. Pero, en lugar de con dominio del conjunto de Ponz, con el Deportivo de La Coruña a los mandos.
El conjunto de Idiákez se mostró hecho. Una madurez que sobresale por encima del talento, que evidentemente tiene el conjunto gallego. Y eso, en esta categoría, vale su peso en oro. A Unionistas no le quedó de otra que correr mucho (y a mucha velocidad) detrás del balón, buscando su oportunidad. Tuvo dos, por falta de una. Rastrojo, nada más arrancar, que mandó mansita a las manos de Parreño después de haberle ganado a Pablo Martínez la carrera —Losada se había pegado con todos para robar y entregar—. La segunda la tuvo el '7' madrileño. No llegó a haber remate, porque el esfuerzo en el escorzo para bajar el balón fue bárbaro. En lo que los muslos se le recuperaban del esfuerzo, Pablo Vázquez y Martínez se le echaron encima como perros de presa.
El Dépor no tuvo ninguna tan clara como el conjunto de Ponz en todo el primer tiempo. Y eso que merodeó los tres cuartos de campo con mucha frecuencia. Sin embargo, no encontró nunca el camino para acercarse a la meta de Cacharrón. Es verdad que la entrada del niño Mella por el lesionado Barbero, le de otro aire al ataque. Le dio al 1,5 de WhatsApp; sin embargo, eso solo le bastó para sumar un disparo tan centrado como feble del propio canterano blanquiazul. Y dos disparos desviadísimos de Villar.
Como al descanso no llovía y el biruji se dejaba sentir a base de bien, el campo como que se oreó. Y eso le dio al balón la velocidad que no había tenido en todo el primer tiempo. Esa (y no otra) fue la baza de Unionistas para tratar de hacer otro milagro ante el campeón de Liga. Ekaitz, que se las sabe todas, filtró un balón rasito entre el lateral y el central que Planas dejó pasar en un acción torerísima. Parreño se quedó con el molde en la salida y Losada que había ido a la segunda jugada se llevó el premio del gol.
No duró mucho la alegría en el Reina Sofía; Idiákez movió el banquillo y en la primera que tuvo Valcarce, que acaba de salir, puso las tablas con una clase tremenda. Su zurdazo fue caligráfico. El Dépor se lanzó a por un triunfo que no le llegó pese a jugar los últimos 20 minutos con uno más porque la casta del equipo de Ponz, Cacharrón y el palo amarraron un punto ganado a base de bien para Unionistas.
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