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«El vestuario está destrozado», hizo Dani Llácer el retrato de su equipo tras el empate de Urritxe, en el que nuevamente se le escapó la victoria en los últimos minutos. «Nos fastidia mucho el resultado porque meter tres goles fuera de casa es dificilísimo y porque hemos competido muy bien», analizó el preparador valenciano que señaló que durante el encuentro habían pasado «muchas cosas»: «Hubo una primera parte bastante igualada de los dos equipos. Nos encontramos con el gol, que no es que cambie el plan de partido, pero sí que ellos adelantaron la defensa y generaron ventajas. Con balón nos faltó pausa y defendimos bien el área con línea de cuatro. La segunda mitad ha sido un cúmulo de muchísimas cosas: hemos tenido tramos de tranquilidad y luego está el caos del final. Después de ponerte 0-2 otra vez fuera de casa, con lo complicado que es, se ha pasado nuevamente a lo que sucedió en Ourense. Conseguimos el 2-3 que es lo más complicado a nivel emocional, y en la penúltima jugada del partido nos llega el 3-3 en una falta lateral. Conclusiones puedo sacar pocas. Volveremos a darle vueltas y a seguir trabajando en ello porque nos está matando», dijo.
Dándole vueltas al porqué de esta situación repetida, Llácer señaló que no es un tema físico, sino mental: «Hemos defendido las faltas laterales de una forma magnífica, pero llega el final y no hemos sabido manejar las emociones. La daremos otra vez mi vueltas, veo que no es miedo a perder, sino a ganar», concluyó.
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