Un error fatal condena al Unionistas ante el Rayo Majadahonda (1-0)
Un error de Alberto condena al conjunto de Casañ que hizo mérito para, al menos, puntuar

Recuperada la normalidad de la semana —entrenamiento, descanso, y tres entrenamientos más— el Unionistas de Casañ volvió a las andadas; que no es otra cosa que la derrota, la séptima del curso. “Los errores puntuales”, que tantas veces ha dicho el técnico valenciano volvieron a sucederse fatales. Especialmente en el caso de este sábado, pues el Unionistas si hizo méritos para algo fue para, al menos, puntuar: lo demostrado en el terreno de juego no merecía, de verdad, tanto castigo en el Cerro del Espino, pero... Fútbol, ni más ni menos. El caso es que el conjunto blanquinegro arrancó estrellando un balón en el palo, obra de Chapela, como serio aviso de que el Unionistas venía dispuesto a alargar las buenas vibraciones con las que cerró la agitada semana anterior (que se cerró con 7 puntos de 9 sumados); pero, nada, el mal fario se cebó en la siguiente jugada con el equipo de Casañ. Javi Ros cazó un balón en medio campo, aparentemente inocente, y lanzó una transición en la que ni Ramiro ni Leal se atrevieron a decir esta boca es mía, se limitaban a recular; cuando se quisieron dar cuenta Ros estaba en la misma corona del área y desde ahí los sorprendió con un derechazo seco, duro, e igualmente centrado que a Alberto Sánchez no debió haber sorprendido, pero que lo hizo. Al meta extremeño se le enredaron los brazos en un escorzo extraño, que acabó siendo un lío fatal. El balón se le coló entre medias y acabó en el fondo de la red.
Al Unionistas le costó enderezarse del golpe. Pero lo hizo. Tuvo que ser el propio Rayo Majadahonda el que despertara al equipo de Casañ. Cuando De Miguel trataba de bajar un balón dentro del área hacia nadie, Ofoli se soltó un despeje envenenado. A Lucho el harakiri de su compañero le pilló dispuesto y sacó una mano salvadora. El Unionistas se lamentó. Como lo hizo luego cuando Juampa ganó la línea de fondo y en el centro de desaguó en un chut que acabó estrellándose en la mismísima escuadra.
El larguerazo fue un punto de giro en el partido. Casañ permutó al argentino por Iván Chapela y el choque tomó otro cariz. Más vertical e incisivo. Línea a seguir en el segundo tiempo, donde el Unionistas se hartó de empujar hacia la meta de Lucho sin la fortuna. Borja Díaz tuvo una clara para haber empatado, también De Miguel diez minutos después. Pero nada. No hubo suerte, pese a cargar balones al área sin solución de continuidad; pese a que Chapela se hartó a regatear y a pisar área. Nada de nada. De hecho, el choque estaba tan decidido a que iba a acabar en derrota por un error fatal que Jeisson pudo haber matado el encuentro tras haberle ganado a Ramón la espalda cuando permutaba la banda izquierda por la derecha. Tuvo otra el ex de la UDS, David Rodríguez, al final pero Alberto le adivinó la intención con temple.
Hubiera sido injusto a todas luces, pues el Rayo Majadahonda no había hecho nada antes del gol (porque materialmente no había tenido tiempo) y tampoco después de haber encajado; se dedicó a defenderse con el balón con ese pase horizontal de acá para allá y sin él como buenamente podía, pese a que las costuras a cada minuto que pasaba se le veían más. Sin embargo, el Unionistas no fue capaz de acabar de deshilachar la endeble defensa del equipo de Santaelena y acabó consumándose la enésima (séptima) derrota de la temporada por un error fatal.