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El Perfumerías Avenida despertó este miércoles, en el último de los 13 cuartos jugados ante el USK Praga en esta serie, del sueño de la Final Four. No hubo una canasta milagrosa de Vilaró; ni una tercera final seguida; pero sí, seguro, una nueva oportunidad. Claro que la habrá.
Y eso, pese a que el conjunto de Pepe Vázquez trató por todos los medios, de que no fuera así. Si es que el arranque fue una prolongación del palmeo de la catalana sobre la bocina; los cinco primeros minutos que firmó el Perfumerías en el Kralovka Arena parecieron una segunda prórroga del pasado viernes. Por la manera en la que el equipo azulón se desenvolvió en la cancha. Al pabellón checo se le abrían los ojos al ver el triple de Cazorla para acabar con la igualdad inicial. La ventaja de tres puntos fue capaz de sostenerse en el tiempo hasta el ecuador del primer periodo; cuando el USK Praga dio un golpe sobre la mesa y le cambió el paso al partido: “¡Este es el tercer partido y otra historia!”, pareció exclamar sobre la cancha el conjunto de Hejkova.
Sonaba la ‘marcha imperial’ en instrumentos de viento; y el juego interior se transformó en Darth Vader padreando, traducido al ‘idioma’ de ahora. Jones cerró el primer periodo con 11 puntos y Thomas con 7. La mayoría de esa anotación se concentró en el periodo que fue entre el 4:19 y el 1:28. El Avenida pareció desangrarse al encajar un parcial de 10-0 que disparó al conjunto checo 11 puntos arriba. Sin embargo, este equipo ya no tiene en su vocabulario bajar los brazos; y mucho menos Cazorla, que fue quien sostuvo la anotación del conjunto azulón este primer periodo (la cerró con 8 tantos), tras sumar una acción de 2+1 que supo a mismísima gloria, y que acortó la desventaja hasta los 4 de diferencia (23-19) al término de esos diez minutos.
Y, es más, en los dos primeros del segundo periodo un nuevo triple de la base canaria y dos tiros libres anotados por Leo devolvieron la ventaja en el marcador al Perfumerías(23-24), que fue un bonito espejismo en la lucha titánica del Avenida por estar en su quinta Final Four. El USK Praga reaccionó de manera idéntica a la otra vez: el juego interior a funcionar. Esto es imponerse por lo civil y lo criminal. Por mucho que Carleton negara. El caso es que las checas volvían a dar un nuevo golpe al tercer choque con todo lo que pillaba a su alcance, con la cadera, con los brazos y, finalmente, con ese talento lanzando al aro. Un nuevo crochet directo a la moral del equipo de Vázquez, que acabó siendo un 7 al descanso (42-35).
Una distancia en el marcador sólo apta para equipos como el Avenida. Y así es como el conjunto perfumero, cuando más difícil lo tenía, sacó el ADN —la casta, la garra— le recortó en un costosísimo y denso tercer periodo, en el que el equipo hizo un trabajo coral de chapó, 5 puntos a un USK Praga que tocaba diez minutos antes la Final Four con los dedos. Con el 54-49 se abrió el último cuarto de la serie, se jugó, por tanto, el pase a la tercera final de la Euroliga seguida.
El sueño seguía muy vivo pese a todo: si antes había sido capaz de voltear un -11 en contra... Sin embargo, un triple de Oblak desbarató el plan de pizarra de Pepe Vázquez nada más arrancar el cuarto. Llegó la precipitación y con nervios el USK volvió a sacar a flote sus virtudes: esa frialdad para dar la estocada al partido y a la serie: con el 74-66 acabó el choque, y se esfumó el sueño. Nada, sin embargo, les resta el mérito de lo hecho esta Euroliga. Que les quiten lo bailao.
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