La letra pequeña de las portadas de LA GACETA que puedes ver estos días en la plaza del Liceo
La exposición desvela cómo se ha hecho el periódico a lo largo de los últimos cien años


Cada una de las 102 portadas de LA GACETA que, con motivo de la celebración de su centenario, pueden verse en estos momentos en la plaza del Liceo, tiene una historia detrás. Muchas son toda una declaración de intenciones, otras sirven de homenaje a personas que han fallecido o que han cosechado un gran éxito, la mayor parte de ellas presenta un carácter informativo y da testimonio de lo que ha ocurrido en Salamanca y en el mundo a lo largo del último siglo.
Pasear entre ellas constituye un ejercicio de acercamiento a la historia reciente. Sin embargo, merece la pena detenerse y comprobar cómo se ha ido elaborando el periódico a lo largo de sus diferentes etapas.
Porque, el curioso encontrará la portada del primer ejemplar del periódico, en la que podrá leer con detenimiento cuáles eran los principios editoriales de LA GACETA el día en que nació. Comprobará que nació “sin rótulos, ni etiquetas políticas”, aunque eso sí defendiendo el orden social, que por aquel entonces se basaba en “religión, autoridad y patria”. De este modo, comprenderá la importancia que los directores del rotativo le daban, en los primeros años de vida del diario, a la monarquía o a la religión católica. Hubo uno incluso que llegó a publicar anuncios en los que criticaba a los lectores que ponían esquelas en “El Adelanto” - el periódico de la competencia- hasta el punto de amenazarles con la condenación eterna.
A quien visite la exposición con espíritu crítico le chocará por ejemplo que el día del advenimiento de la República a España, el titular de portada a cinco columnas fuera “La actualidad política nacional” en lugar de otro que reflejara la importancia histórica del acontecimiento. Se debe tener en cuenta que en aquellos momentos LA GACETA era un periódico muy politizado que defendía la monarquía y el cambio de régimen no le sentaba nada bien. También puede extrañar el pequeño espacio que se le da en la primera página a la explosión del polvorín de Peñaranda, en la que murió más de un centenar de personas. La censura del régimen franquista tiene la culpa de ese tratamiento. De hecho, el número de fallecidos no se conoció a través de las páginas del periódico hasta un año después, cuando se celebró un homenaje a las víctimas en la localidad.
Quien se fije en las fechas de las portadas, se dará cuenta que la foto de Tejero pistola en mano el 23-F, no salió al día siguiente, sino dos días después. La explicación es que en aquella época, no tan lejana, las fotografías de la agencia Efe llegaban en autobús desde Madrid y lógicamente era imposible tener imágenes de hechos que sucedieran esa tarde.
Y si algún observador se ha fijado en el logotipo que acompañó a la cabecera durante muchos años, en el que aparece un gorro de tuno sobre unos libros y el lema universitario “Omnium Scientiarum Princeps”, sepa que su creación es obra de Juan Aparicio, un director que tuvo el periódico durante la guerra civil, que acabó siendo director general de Prensa durante la dictadura franquista y que había ideado el emblema del yugo y las flechas de las JONS. Ahí es nada.