El pueblo minero de Castilla y León único por ser el santuario del resucitado bisonte europeo

A casi tres horas de Salamanca, junto a un espacio de 20 hectáreas de praderas repletas de robles, se encuentra uno de los espacios más peculiares de Castilla y León por haber pasado de ser un valle minero a una reserva natural para una especie que, durante años, estuvo extinguida: el bisonte europeo.

En el municipio palentino de San Cebrián de Mudá, se alberga una especie que, en el año 1927, se encontraba totalmente desaparecida y de la que ahora disfrutan centenares de visitantes que cada año pasan por este enclave, ubicado en plena montaña, siendo algo, a la vez, que ha generado muchos puestos de trabajo.

Con un valor natural incalculable, se trata de uno de los muchos pueblos que invitan a conservar lo rural y la memoria cultural que, en los lugares más recónditos de la Comunidad, siempre ha estado presente y ha dejado huella. Y es que su pasado minero siempre quedará en el recuerdo de la gente que habita en este pequeño pueblo, teniendo en cuenta que, durante más de 100 años, se ha vivido en él de la actividad minera.

Además del gran espacio natural que proporciona a todos aquellos que buscan la tranquilidad en sus destinos vacacionales, San Cebrián de Mudá es una localidad que destaca por tener espacios repletos de encanto como la Iglesia de San Cornelio y San Cipriano, el Mirador de las Estrellas o la Ruta del Románico Norte III, que se adentra en la montaña palentina y en su cultura, además del Parque Natural Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, con un gran valor paisajístico, faunístico y botánico y unas grandes vistas a localidades como Velilla del Río Carrión, Triollo, Castrejón de la Peña, Dehesa de Montejo, Cervera de Pisuerga, Polentinos, San Cebrián de Mudá, Brañosera y Aguilar de Campoo.

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