Borrar
Las uvas colgadas del techo.
Las «uvas de la Rufa», las que duran frescas hasta marzo

Las «uvas de la Rufa», las que duran frescas hasta marzo

Cada vez hay menos vecinos de Sotoserrano sin ellas: las recogen ahora y las cuelgan en el techo para que se conserven como están ahora durante meses. Es su particular milagro

Jueves, 26 de septiembre 2024, 17:27

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

En el pueblo no te hablan de la variedad de uva ni de las razones de ese «milagro» de que se recoja ahora y se pueda comer fresca, casi igualita que recién recolectada, hasta incluso finales de marzo. Allí, en Sotoserrano, quien más y quien menos cultiva al menos unas poquitas de estas «uvas de la Rufa»y se sabe que su nombre viene porque fue, «la Rufa», la que las trajo de América. También están las «uvas de Federico» o de cualquier otro que, como él, viajara hace años, 40 ó 50, cuando no se viajaba, y se trajera de algún lugar una variedad de cereza o de uva.

Las uvas «de la Rufa» están rodeadas de ese misterio y no parece que exista interés por descifrar la causa por la que se cuelgan de unas puntas del techo y no se secan. El techo es de madera pero, al parecer, por aquello de poder clavar mejor las puntas del 17, tampoco por nada más, que cuenta Vicente Martín, a quien desde bien pequeño le contaron que esas uvas las trajo una tatarabuela suya de América.

«Ahora creo que la pueden tener el 90% de personas del pueblo», explica. Y cuenta también que todas ellas, incluido él, siguen más o menos el mismo ritual, que empieza por esperar a cortarla antes de que llueva en septiembre. «Tiene que ser antes de las primeras aguas de septiembre porque si llueve, no aguanta tanto». Recién cortada, como está ahora, ata el racimo con el mismo tipo de cuerda con el que se aprietan las longanizas, de uno en uno si es grande, y, si no, de dos en dos. Los techos están a 2-3 metros de altura «y para engancharlas, si es alto, usamos un palo de cruz arriba y queda colgado». En su caso hay una punta cada 10 centímetros y guarda unos 160 kilos para pasar el invierno.

Hay quien nos la cuelga y otros que cada año aumentan un poquito y ahora ya tienen 200 kilos de uva hasta bien entrado marzo. En cuanto a su sabor, no es muy dulce. «Es agradable -explica Vicente- pero no dulzona». Y también cuenta que con el paso del tiempo lo que pierde es «un pelín de brillo, pero pasa no se queda».

En Sotoserrano lo que no hay son grandes cantidades de esta «uva de la Rufa», son más bien para «gastos del año», con racimos que, como explica Vicente, pueden llegar hasta los 2 kilos. La hay en espaldera y, también como parra, y calcula que cada una suele dar alrededor de 20 racimos. Entre los vecinos es habitual injertar y , en el caso del viñedo, se hace esta práctica a mediados de marzo. En el del cerezo, también habitual en este pueblo de la Sierra, en la primera quincena de febrero. «El de la parra se hace cuando empieza a llorar, que es cuando la cortas y empieza a gotear la savia; si se hace ahora, se secaría», señala Vicente Martín.

La vendimia ya ha acabado en este municipio y lo peor vuelven a ser los precios, variados pero muchos en torno a 40 céntimos el kilo, y sin precio para la de mesa, que es más bien de autoconsumo. Ahora desean que llueva, por la aceituna.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios