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Omar plantando uno de los frutales.
Todos los frutales, en una sola finca de Salamanca

Todos los frutales, en una sola finca de Salamanca

Omar Muñoz ultima la plantación de un territorio único en la provincia con granados, caquis, avellanos, frambuesas, uvas sin pepitas... y todo ecológico

Jueves, 4 de febrero 2021

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Omar sabe que camina hacia tener una explotación única en Salamanca. Cuando parecía que su vida se alejaba de Lagunilla y después de pasar un año fuera de España para perfeccionar su inglés, decidió vincularse al campo. Se dio cuenta de lo fuerte que era su amor por la tierra y apostó por convertir en ecológica la explotación de su padre.

Desde 2010 apostó por producir en ella arándanos -hasta 3.000-, kiwis, manzanos, castaños y cerezos. Pero ahora da un paso más porque todos estos productos tenían como salida la exportación y él desea trabajar en mercados de proximidad y además ofrecer una variedad de productos. En lugar de tanto cerezo, muy habitual en la zona, ahora Omar ocupa estos días en plantar una gran variedad de árboles en las 13 hectáreas que tiene dedicadas a frutales -otras 2,5 son almendros-

En concreto, ha apostado por el granado -el pasado año solo había 0,14 hectáreas en Salamanca- a pesar de que reconoce que le asustan el efecto de las heladas al ser más habituales en climas cálidos. Sería de las primeras experiencias en esta provincia y reconoce que, aunque con miedo, está ilusionado por ver el resultado.

También ha apostado por caquis y por avellanos, que ya comparten protagonismo en la finca con frambuesas, moras y grosellas -ahora mismo no hay ni una hectárea de cada uno de ellos en la provincia-. Pero sus ganas de innovar no se quedan ahí y también tendrá higueras -ahora mismo hay 0,55 hectáreas en toda Salamanca- y probará con un producto con muy buena aceptación en el mercado como son las uvas sin pepitas, de las que ha puesto 100 plantas.

Tendrá espárragos y mantendrá kiwis, arándanos, cerezos, almendros y manzanos

“Tengo esperanza de tirar para adelante con todo: quería quitar tanto monocultivo de kiwi, manzano o cerezo y poner otras cosas”, apunta Omar.

Toda esta variedad la acompañará además de 1.500 plantas de espárragos porque le cautiva lo de ponerlo o un año y luego que permanezca “6 ó 7”. Para ver cómo se cultivaba se fue a Segovia porque en Salamanca la producción no es significativa.

Para que los nuevos árboles le den producción calcula que tendrá que esperar unos 3 años. En cuanto a los espárragos, el próximo año no recogerá nada pero el siguiente, ya sí.

Luego intentará también resolver el problema que ha encontrado con los kiwis, que es su maduración lenta que les hace ir más allá de septiembre, lo que supone que con un clima frío como el de Lagunilla es muy fácil que se pierdan. Pero como entiende el campo como un constante aprender, tampoco le dio importancia a que antes tuviera que cambiarlos de finca porque donde los puso al principio no tenía agua suficiente. Los manzanos han sido, sin embargo, un gran éxito.

“Ahora se trata de cambiar de idea, recoger menos producción y venderla en grupos de consumo y a tiendas de Salamanca”, explica. Lo que no cambia es su apuesta por la agricultura ecológica porque para él lo antinatural es lo contrario. Cuenta una anécdota, el día que de niño veía pulgones en los frutales y en unos días desaparecieron por las mariquitas. “En la naturaleza -dice- todo tiende a equilibrarse”.

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