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Rufino, Florencio y José, el chico de 24 años que trabaja con ellos. CASAMAR
Los “ordeñadores senior” de Salamanca

Los “ordeñadores senior” de Salamanca

Los hermanos Corredera, de Villargordo, van contracorriente: próximos a jubilarse vendieron los cerdos y compraron ovejas de leche. Viven ilusionados como jóvenes

Jueves, 28 de marzo 2019, 11:09

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De ellos sorprende que próximos a la jubilación dieran el paso inversa al de otros ganaderos. Si lo habitual es desprenderse de las trabajosas ovejas de leche e ir a un ganado más cómodo como las vacas, ellos las compraron y, en cambio, vendieron sus cerdos. Sus naves enfocadas al porcino las adaptaron para convertirlas en unas de las más admiradas de su zona para ovejas de leche, donde instalaron la ordeñadora.

Sorprende también que en una zona donde la reina es la oveja de leche assaf -porque, procedente de Israel, es la que más leche produce- ellos apostaron por la francesa lacaune, rústica, y poco habitual en Salamanca. Florencio, que lleva la explotación con su hermano Rufino, tiene muy claro la razón por la que eligieron esta raza: “de la assaf no nos gusta que salen al prado y se quedan apelotonadas. Estas, en cambio, salen y nos gusta que se muevan por el campo, que no se queden quietas”. Además la experiencia les ha hecho quitar el miedo de que los corderos se pudieran morir de frío por su escasa lana.

Y lo tercero que sorprende de estos dos hermanos de 62 y casi 60 años -el otro con el que se instalaron ya se jubiló- es la ilusión que demuestran por su ganado, que nada tiene que envidiar a la de un joven.

Tienen ahora 550 ovejas, a las que ordeñan mañana y tarde, y están contentos porque ahora no tienen que arrendar fincas, que son escasas, cuenta, y a precios imposibles.

Su ilusión les ayuda a soportar que la leche de oveja esté en niveles bajos de precios y que los corderos tampoco repunten. Aún así, no se plantean dejar este oficio, a pesar de lo esclavo que reconocen que es y donde “no quedan jóvenes y tampoco gente que quiera trabajar en él”, apunta Florencio.

“La leche te la llevan, estamos con una gente muy seria que nos trae también el pienso y eso hace que también te puedas despreocupar un poco”, señala. Sí les preocupa en cambio lo que ocurrirá con su explotación cuando ellos lo dejen por su jubilación. De momento viven optimistas esta nueva etapa de sacrificios...e ilusión.

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