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Una oveja y su cría, en la explotación que Pablo Sánchez tiene en El Cabaco.
Los corderos enmascarados se abren paso en Salamanca

Los corderos enmascarados se abren paso en Salamanca

Las Dorper, impulsadas en Sudáfrica para las zonas más áridas, intentan entrar en tierras charras a través de la Sierra

Martes, 30 de julio 2019, 21:36

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Las ovejas de Pablo Sánchez son el “escaparate” de la Dorper en Salamanca y gracias a su empeño por impulsar esta raza empiezan a encontrar sus primeros defensores en la provincia. La oveja enmascarada -puede tener también la cara blanca pero Pablo las ha elegido negras- fue creada en Sudáfrica con el cruce entre la Dorset Horn y la persa Blackhead en la búsqueda de un animal que pudiera vivir en las regiones más áridas del país. A Pablo le encantó y empezó a criarlas en muy pequeñas cantidades en la explotación que tiene en El Cabaco y fue animando desde allí a otros a su cría. Aún así son insignificantes los ejemplares de esta raza que hay en Salamanca.

Además de ser una oveja muy cárnica, la Dorper tiene dos enormes ventajas: que el cordero nace pequeño, aunque luego a los tres meses llega a los 45 kilos, y que los animales de esta raza no necesitan que los esquilen porque pierden la lana solos. Dada su escasez suelen traerse de Alemania, donde sí están más extendidos, aunque Pablo se los compró a un ganadero de Mogro (Cantabria) que es el mayor productor de España y que hizo el esfuerzo de acudir a la feria agropecuaria de Salamanca. “Ahora mismo lo tengo como un hobby pero de cara al futuro quizás vaya a más porque tengo terreno”, comenta Pablo, impresionado porque los corderos de esta raza se venden con menos de tres meses por 500 euros y las hembras, por cerca de los 600.

Uno de los que conoce bien la raza es Andrés Pérez, pastor de siempre de El Cabaco y que hasta ver a estas ovejas creía haber visto de todo en los casi 65 años que está a punto de cumplir. “Luego las ves y te asustas: tienen unos lomos, unos jamones... Había visto animales como estos pero sólo en la tele. Son impresionantes”.

A él le dejó un borrego Pablo y ahora tiene nueve hijas suyas de su cruce con ovejas de raza castellana de su explotación y otros tres machos, todos ellos con la cara negra, aunque algunos tienen también manchas grandes por el cuerpo debido al cruce. Está tan convencido de las bondades de esta raza que cuando se jubile, que será en unos meses, tiene previsto dejar unos 20 animales para entretenerse y “salvará” a todos los Dorper que tiene. “Estoy encantado con ellos”.

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