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Vacas junto a una charca prácticamente seca en las proximidades de Carrascal del Obispo. CASAMAR
La sequía ahoga a los ganaderos

La sequía ahoga a los ganaderos

Los ganaderos Ana Vicente y Francisco García advierten de las consecuencias de una prolongada ausencia de lluvias que “agosta los campos y seca las charcas”

Miércoles, 6 de julio 2022, 10:37

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Campos completamente agostados, sin pastos donde dar de comer al ganado, y charcas y manantiales prácticamente secos, están provocando que esta larga y prolongada sequía esté literalmente ahogando a los ganaderos.

Una problemática que vive muy de cerca Ana Vicente Rodríguez, ganadera de Villar de Peralonso desde 2014, cuando tomó el relevo tras la jubilación de su padre. A pesar de ello, ha vivido el oficio en su familia desde que era pequeña. Desde hace unos años vive en primera persona una ardua tarea, más adusta que nunca a causa del azote de la actual sequía. Posee más de doscientas de cabezas de ganado bovino en la comarca de Vitigudino.

“Cuando empecé hubo un par de años muy buenos en cuanto a lluvias y ahora la cosa está muy mal; las charcas se secan, no hay pasto y hay que tener cisternas, agua de red o buscar otras soluciones para al menos tener eso”, explica. Pero ahí no acaba todo: “a los precios que están los piensos, supone un gasto considerable”. Y es que el pienso ha dejado de ser un suplemento para convertirse en una necesidad. “Desde que empecé no recuerdo un año tan malo como este”, confiesa. Por ahora se resigna a “ir tirando”.

Una situación muy parecida a la que están viviendo los ganaderos de otra de las principales comarcas ganaderas salmantinas, el Campo Charro. “Esto ya no es negocio, tiras porque no queda otro remedio que seguir para adelante, pero con los campos agostados y las charcas ya casi sin agua, cada vez hay que poner más dinero para mover llenar las cubas y moverlas con el tractor, todo ello implica consumo de gasoil y al precio que está ahora mismo, no es para nada rentable”, asegura Francisco García Sánchez, encargado de la dehesa “Torrezapata”, en Carrascal del Obispo.

“Aunque lloviera, si es un tormentón, solo llenaría puntualmente alguna charca”, afirma.

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