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Eduardo Benito, con sus vacas limusinas y cruzadas de alistana con charolés.
La experiencia de dos jóvenes ganaderos en la ‘España vaciada’: “Es como vivir en una finca”

La experiencia de dos jóvenes ganaderos en la ‘España vaciada’: “Es como vivir en una finca”

Eduardo y Sergio tienen 26 y 29 años y decidieron ser ganaderos en Peñaparda, a 120 kilómetros de Salamanca y Cáceres y con la mayoría de vecinos con más de 70 años

Sábado, 30 de octubre 2021, 14:04

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Eduardo y Sergio Benito son los dos ganaderos más jóvenes de Peñaparda, y uno de los que le siguen en edad en el pueblo es el padre del primero, que cumplió 56 años. Ambos son primos y decidieron ser ganaderos y vivir en Peñaparda un municipio que está, dice Sergio, lejos de todo, porque 120 kilómetros les separan de la capital salmantina y los mismos, de Cáceres. Salir de fiesta para ellos significa recorrer entre 40 y 50 kilómetros y si había dos bares en el pueblo, llevan casi un mes sin ninguno. “Esto es como vivir en una finca”, comentan. Calcula que ahora vivirán unos 300 vecinos pero la gran mayoría supera los 70 años de edad.

Uno vive la cara de la ganadería, Eduardo, mientras que Sergio atraviesa un momento delicado, en el que ve sobre todo la cruz de su decisión.

Está a punto de cumplir 29 años y se dedicó a la ganadería “casi obligado” porque falleció su padre y tenían una explotación que mantener. Ahora su explotación está formada por unas 120 vacas pero en este momento solo puede vender terneros a cebaderos “sucios” porque en el último saneamiento algunos de sus animales dieron positivo a la tuberculosis. “Con esta situación cobras poco por los terneros pero tienes los mismos gastos que tenías”, dice, “y es muy difícil”.

Sergio Benito, en Peñaparda con su ganadería.
Sergio Benito, en Peñaparda con su ganadería.

Aún así, y al margen de estas circunstancias, mantiene que de la ganadería se puede vivir, “pero siempre que venga de atrás, si en tu casa se han dedicado a esto y ya lo tienes”. “Yo me incorporé con 40 vacas, gasté 50.000 euros; te dan 36.000-37.000 pero a los dos años (la Junta de Castilla y León) y tienes que pagar luego los 8.000-9.000 de intereses. Ponle 100.000 en maquinaria porque tienes que tener tierras para la agricultura... y cuando compras las vacas no empiezan a producir al momento. Y luego las trabas que hay”, cuenta. En su caso asegura que no podía usar ni el coche que tenía su padre porque le podían poner problemas para cobrar las ayudas. Sergio mantiene que aunque le gusta el pueblo y el campo -“nací con esto y mi idea desde luego es quedarme”, ahora mismo no sabe qué pasaría si encontrara un buen trabajo fuera de Peñaparda.

Su primo Eduardo, con otras circunstancias, no se lo plantea. Tiene 26 años y muy claro que si se quedó en Peñaparda “es porque me gusta la ganadería”. “Mis padres son ganaderos, me he criado con el ganado y esta es mi vida”. En su caso tiene 40 vacas y aconseja esta vida a otros jóvenes “siempre que te guste mucho el campo y estés acostumbrado a vivir con poco dinero, porque son muchos gastos”.

La distancia de Peñaparda no impide que los tratantes bajen prácticamente cada semana a comprar ganado a los “7 u 8” ganaderos del pueblo. “Vienen muchos, pero pagan poco”, se lamenta Eduardo.

Los padres de Eduardo y Sergio compartieron en su momento ganadería y llegaron a tener 1.500 ovejas, pero acabaron vendiéndolas hace unos 4 años. “Dan mucho trabajo”, mantiene Eduardo, aunque no descartaría recuperar esa ganadería “si supiera que los lechazos van a mantener el precio que tienen ahora”.

Como en una finca, así viven Eduardo y Sergio.

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