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Cría de una de las cabras enanas de la granja. L.G.
«La gente me pide cabras enanas como regalo de comunión»

«La gente me pide cabras enanas como regalo de comunión»

José Luis Alonso fue uno de los primeros salmantinos en apostar por estos animales y, enemigo de llevarlas al matadero, en su corral doméstico aún tiene una con 27 años

Susana Magdaleno

Salamanca

Miércoles, 24 de mayo 2023, 09:23

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José Luis Alonso decidió hace casi 30 años tener animales en Santibáñez de la Sierra por sus hijas. Un día en un viaje a Valencia vio unas cabras enanas, le gustaron y las llevó a su pueblo, y se convirtió así, sin saberlo, en uno de los primeros salmantinos en apostar por este tipo de animales que ahora están tan de moda. Su máxima es que sean puras, no cruzadas.

En la actualidad tiene un corral doméstico donde sus animales, si salen, es a otra explotación porque no van al matadero, salvo los tostones. Tiene 10 cabras enanas -una de ellas, de las primeras que compró, con ahora 27 años-; otras 10 ovejas pelibuey, que están en peligro de extinción; 2 marranas y un marrano, que tiene ya «10 ó 12 años»; un caballo; y una veintena de gallinas, algunas de «8 ó 9 años». Reconoce que su explotación es antirrentable. Y más con el coste que tiene ahora la alimentación. Compra, por ejemplo, al año 1.000 kilos de maíz y si pagaba entre 170 y 240 euros, este año le ha salido por 425. Afortunadamente una cabra enana come algo menos de un kilo de grano al día «y un puñado» de alfalfa.

José reconoce que ahora vive la mayor demanda de cabras enanas del año y es porque se ha puesto de moda regalar en las comuniones una o dos. «Una puede estar sola perfectamente», dice. «La gente te las pide para el niño o la niña, para las casas del pueblo, y es verdad que alguno se echa para atrás cuando le explicas que tiene que hacer papeleo para tenerlas en regla». José cuenta que la burocracia de un corral doméstico es lo peor: él tiene 5 códigos, uno por cada tipo de ganado. «Necesitas mucho para una tontería», se lamenta.

José explica que el chivo enano recién nacido es más pequeño que un gato y que de adulto puede llegar a medir unos 45 centímetros. A pesar de que son tan pequeños, advierte de lo mucho que saltan, de ahí que les tenga una valla de dos metros. También indica que si se tienen árboles es bueno cercarlos porque se suben y se comen todo. «Son animales inteligentes», dice, y «se hacen a lo que les acostumbres». Él cuenta que llegó a tener un chivo que era como un perro, con el que recorría los dos kilómetros que separan la granja del pueblo y que cuando había que cruzar la carretera le ordenaba que se sentara y así le esperaba. Pero sí ha habido veces en los que los nuevos dueños no se han hecho con las cabras enanas. «A veces la gente lo que no tiene en cuenta es que la cabra pequeña pesa 2 kilos y que si la acostumbras a saltar sobre ti, y le das un premio, cuando crezca y pese 10, tendrás problemas porque te puede tirar». Para casas con césped no recomienda nunca cabras enanas y lo que sí ha vendido son ovejas pelibuey. «Sobre todo a jubilados que tenían huerto y me dicen que les obligan a tener todo segado por los incendios». Se esquilan solas y así se evitan tener que encontrar a alguien que esquile un par de ovejas. Piensa en más inquilinos pero, de momento, las ovejas dorper deben esperar.

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