El traslado del alperujo pone en jaque al aceite salmantino

El traslado del alperujo a las plantas de tratamiento supuso el año pasado un sobrecoste que las almazaras se ven incapaces de asumir un año más. Es el caso de Sotoserrano, donde, según señala Vicente Martín, el año pasado tuvieron unos gastos añadidos de entre 8.000 y 10.000 euros para trasladar el producto a Cáceres. “Como pase lo mismo que el año pasado tenemos que cerrar porque nos supone cuatrocientos euros y pico cada día que molemos aceituna”, explica Martín al recordar cómo Sotoserrano pudo llevar su alperujo a Galisteo (Cáceres). Peor lo tuvo Lagunilla, que tuvo que trasladar los restos de su producción hasta la provincia de Toledo con lo que el incremento de los costes de producción fue aún mayor. En este caso, el presidente de la cooperativa San Roque y responsable de la almazara, Tomás López, explica que “aún es pronto, pero seguramente sea igual”. Es decir, que las almazaras salmantinas encuentren problemas para depositas sus residuos. Y es que el exceso de producción del año pasado llegó a colapsar numerosas plantas, que no recogían en el norte de Cáceres los restos de otras zonas. De ahí que las almazaras salmantinas tuvieran que buscar otras zonas.

Vicente Martín recuerda que las gestiones para intentar solucionar este problema vienen desde noviembre del año pasado: “hablé con Agricultura en Salamanca y ellos lo mandaron a Valladolid, pero lo mismo, cuando quieran dar soluciones, ya está están cerradas las almazaras y si cierran las almazaras quién mantiene los olivos”. Además, explica que las explotaciones de olivos sirven de cortafuegos porque al estar labradas impiden la expansión de las llamas. Además, pone de manifiesto que el rendimiento de la aceituna manzanilla es bajo y ya cuesta mantener la producción con lo que más problemas añadidos pueden suponer la puntilla.