El municipio salmantino que sirvió para promocionar la concentración parcelaria en España
Los agricultores de Cantalapiedra celebran los 70 años de aquel hito mientras se quejan del desastroso estado de los caminos

El 20 de diciembre se cumplieron 70 años de la aprobación por parte de las Cortes Españolas de la Ley de Concentración Parcelaria, promulgada por el régimen de Franco con el fin de disminuir el minifundismo en España. El término municipal de Cantalapiedra fue el elegido para mostrar a todo el país las bondades de un sistema que permitiría juntar las propiedades de cada agricultor para hacer posible la mecanización del campo.
Esto fue posible porque el 1 de febrero de 1953 los agricultores de Cantalapiedra solicitaron voluntariamente la concentración. Probablemente las características del término municipal eran propicias para facilitar la agrupación de los terrenos y por otro lado la disposición de los agricultores también ayudó a que esta mejora fuera abanderada por esta localidad salmantina.
Aquella suerte hizo que las 6.362 hectáreas de labor del término municipal de Cantalapiedra, entonces de 330 propietarios en 5.581 parcelas, se atribuyeran a 474 fincas de reemplazo.
Entre los vecinos protagonistas de aquel momento está el entonces alcalde, Luis Igea, a su vez agricultor, promotor y defensor de la concentración parcelaria y del sector primario.
Pero hicieron falta muchas personas más para hacer posible este logro que trajo consigo muchas otras ventajas para la localidad, como fue la llegada de los tractores y la mecanización del campo.
Los agricultores de Cantalapiedra saben muy bien de los beneficios que supone el contar con tierras de gran superficie. Entre ellos se encuentran Bernabé Iglesias, que recuerda cómo su abuelo vivió aquella mejora que entre otras ventajas permitía ahorrar energía y tiempo, duplicaba el valor de cada hectárea de terreno y ofrecía un aumento del 40% de la producción.
Bernabé explica que ya se han dividido muchas de aquellas fincas por culpa, por ejemplo, de las herencias.
También el agricultor Ángel Cabrera agradece la concentración porque considera que las tierras pequeñas no son rentables. “Las aras tres veces”, asegura en alusión a que para trabajarlas se pierde mucho tiempo. Sin embargo, en la localidad sí sienten cierto olvido desde aquellos años. “Los caminos están desastrosos”, denuncian, “y desde entonces no han llegado nuevas mejoras”.