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David Montero con sus colmenas.
Colmenas salmantinas en tierra de osos

Colmenas salmantinas en tierra de osos

Agustín y David Montero se preparan para dejar 150 colmenas en León a pesar de que donde van ya han tenido la visita de este animal, con daños de 5.000 euros

Sábado, 19 de junio 2021, 11:21

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Agustín y David Montero, padre e hijo, se preparan para transportar en unos días parte de sus colmenas, en concreto 150, a tierras leonesas. Todo entraría dentro de lo normal entre apicultores trashumantes si no fuera porque las dejarán, como cada año, en Villablino, en una parcela en territorio poblado por osos. Y si no fuera porque ya han recibido su visita en un par de ocasiones y porque la primera vez la Junta de Castilla y León les compensó por los daños pero la segunda, con pérdidas de 5.000 euros, tuvieron que hacerse cargo estos apicultores de San Esteban de la Sierra.

¿Por qué van allí a pesar del peligro del oso? David lo tiene muy claro: ‘Hay un riesgo pero la miel es muy buena, de brezo, de roble. Aquí en Salamanca la dehesa está llena de vacas y no dejan flores, está todo comido, y a Zamora no puedes ir porque a los trashumantes nos hacen la vida imposible’.

Así que el destino es de nuevo Villablino y para prepararse, ya han instalado el pastor eléctrico en la parcela y lo pondrán en marcha una vez que estén las colmenas dentro. ‘Desde que lo tenemos no nos ha vuelto a atacar’, cuenta David.

¿Con cuántos osos convivirán sus abejas? David no lo sabe, solo por lo que le cuentan los vecinos de esa zona. ‘Según nos dice la gente han visto a unos 20 y nos cuentan que matan a ovejas, terneros, burros... no sé. Parece que son muchos’.

Los destrozos del oso, que rompió las cajas y se comió la miel y a las crías de las abejas.
Los destrozos del oso, que rompió las cajas y se comió la miel y a las crías de las abejas.

Ni él ni su padre tienen miedo, aunque sí respeto. Saben que, de atacar, lo hace por la noche, y por allí, a diferencia de lo que sí hacen en otras zonas, David y Agustín no pisan una vez que anochece. ‘Un vecino va a verlas, nosotros subimos cada 8 o 10 días y cuando vamos a buscarlas nos acercamos por la tarde porque no nos arriesgamos’, dice. Ahora, en cambio, para trasladar las que tienen en Salamanca van de noche porque les resulta más cómodo.

Están tranquilos porque desde que tienen el pastor eléctrico no les ha vuelto a entrar, pero han visto casos de escarbar para colarse en parcelas. ‘Nosotros cuando nos atacó vimos que teníamos que protegernos y hablamos con la gente, leímos, preguntamos... y al final decidimos comprar ese pastor eléctrico’.

A pesar de todo, para estos dos apicultores salmantinos hay mayores ataques a la apicultura que el propio oso. En concreto, hablan de las dificultades que encuentran en León “pero por los propios veterinarios de allí que te buscan mil vueltas para denunciarte por cualquier cosa porque somos trashumantes y ellos allí tienen sus colmenas”.

Luego teme la amenaza de la avispa velutina -’de la que de momento nos libramos’- y de la falta de tratamiento para la varroa, ‘que hace que cada vez se nos mueran más abejas’.

Las colmenas seguirán en León hasta octubre, cuando las ‘rescatarán’ del peligro del oso.

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